Un Girona superior al Barça se lleva los tres puntos del Estadi Olímpic y es líder en solitario de LaLiga. Barcelona poco a poco se aleja de la contienda (a 7 del Girona y a 5 del Madrid).
‘SúperGirona’ en Montjuic para grabar en solitario en lo más alto de la tabla de la Liga el nombre del equipo de autor de Míchel. Y por todo lo alto, además: llevándose el derbi catalán reventando a un Barça (2-4) que se queda a siete puntos de la cabeza.
Una asfixiante presión muy arriba fue la carta de presentación del equipo de Xavi Hernández, cada vez más cerca del área de Gazzaniga a medida que pasaban los minutos. Sufría el Girona —que pecó de nervios haciéndose un lío en defensa que por poco le cuesta un gol— ante un Barça obligado a ganar para meterse de lleno en la pelea por la Liga. Pero ya saben lo que dicen: nada es lo que parece.
Cuando peor parecía que lo pasaban los de Míchel, Yan Couto se inventó un pase en largo medido que sorprendió a la zaga culé. Tsygankov la cazó para arrancar solo en velocidad, pisar el costado del área y ponerla para Dovbnyk, que no perdonó. Conexión ucraniana para sembrar el caos en Montjuic.
El gol no afectó al Barça: sacó de centro y se aferró al área gerundense. Solo cinco minutos necesitó para hacer el empate. Lo hizo a balón parado con un testarazo marca de ‘Lewandowski Airlines’. El polaco voló más alto que nadie para clavarla en la red sin darle oportunidad a Gazzaniga de repelerlo.
Empezaba de nuevo el partido. Y solo habían pasado 20 minutos desde el pitido inicial. Con el duelo ya más roto, y el líder más tranquilo y seguro de su juego, empezó un intercambio de golpes. El meta argentino se hizo grande para sacar con la rodilla un remate a bocajarro de Cancelo —tras un taconazo de Joao Félix— y la mala toma de decisiones de Raphinha le echó un cable extra. Mientas, en el otro costado, Miguel Gutiérrez avisó dos veces.
A la tercera, destrozó la escuadra de Iñaki Peña ante la parsimonia del equipo blaugrana, que le permitió avanzar desde el centro del campo hasta el área sin cruzarse en su camino y disparar con el exterior de su zurda al pisar la zona de castigo. Un regalo de un canterano madridista para llevar al Girona por delante al descanso.