Meredith Shay, una residente de Florida y ex asistente de vuelo soñaba con un periplo fuera de lo común: un crucero que prometía recorrer 135 países y atracar en 375 destinos a lo largo de tres años.
Con la mira puesta en horizontes lejanos como Namibia, las Seychelles y la costa de la India, la mujer desembolsó USD 562 mil por una cabina con balcón en el séptimo piso del que sería su hogar flotante, el MV Gemini.
Desafortunadamente, sus planes de zarpar desde Estambul el 1 de noviembre se vieron frustrados por la cancelación del viaje, dejándola no solo sin aventura, sino también sin hogar.
El despliegue inicial de Shay hacia esta travesía fue total; vendió su residencia e incluso despojó gran parte de sus pertenencias, ansiosa por la vida aventurera que la aguardaba, libre de las responsabilidades de cocinar y conducir.
Sin embargo, la noticia de la cancelación la golpeó duramente mientras se hospedaba con su pareja en Fort Lauderdale, y el impacto emocional fue palpable al recoger sus enseres ya dispuestos para el viaje.
La cadena de desilusiones comenzó con aplazamientos sucesivos y culminó, según CNN, con la declaración oficial de cancelación por parte de Life at Sea Cruses el 17 de noviembre, debido a que no contaban con un barco listo para tal viaje.
Las expectativas de Shay y otros pasajeros fueron desmoronadas, mientras que Life at Sea Cruses, perteneciente a la compañía Miray International, batallaba con la adquisición de una embarcación más grande, la AIDAaura, renombrada MV Lara, una venta que nunca se concretó.
La ex CEO de la empresa, Kendra Holmes, quien renunció días antes del colapso de la venta, informó a los pasajeros sobre la cancelación a través de un video de 15 minutos, uno de los cuales fue compartido con CNN.
Vedat Ugurlu, propietario de Miray International, también confirmó la no salida del crucero, atribuyendo la imposibilidad de comprar el barco a la retirada de los inversores, justificada por las turbulencias en el Medio Oriente.
Miray International se ha comprometido a reembolsar a los pasajeros afectados, lo cual es crucial para aquellos que necesitan los fondos para reconstruir sus vidas. Sin embargo, la certeza financiera es solo una parte del rompecabezas, ya que muchos, como Shay, ahora enfrentan la compleja tarea de reorientar sus vidas.
La propia mujer, en una columna para The Guardian, manifestó su resiliencia y optimismo, compartiendo su filosofía de vida enfocada en la experiencia, el aprendizaje y el crecimiento. A pesar de la cancelación del viaje de sus sueños, se prepara para embarcarse en nuevas aventuras.
“Puede parecer una situación estresante, ya que no tengo raíces ni propiedades, pero lo he encontrado liberador. ¿Quién más tiene el tipo de libertad que tengo ahora, sin nada que me ate a ningún lugar?”, escribió Shay.
“Y todavía tengo grandes planes de viaje. En diciembre abordaré otro crucero que me llevará a la Patagonia, la Antártida y Argentina. Desde allí planeo volar a Arabia Saudita y luego viajar a Dubai. No será lo mismo que la vuelta al mundo, pero será mi propia aventura”, agregó.
Life at Sea planea otro crucero de tres años para noviembre de 2024. Mientras algunos pasajeros consideran volver a intentarlo, otros prefieren cerrar este capítulo mar adentro y enfocarse en el horizonte de oportunidades que aguardan en tierra firme.