Israel intensificó el martes sus bombardeos sobre la segunda ciudad más grande de Gaza y sus alrededores, mientras ambulancias y autos particulares trasladaban a toda prisa a los heridos a un hospital en una sangrienta nueva fase de la guerra en el sitiado enclave palestino.
Presionado por Estados Unidos para evitar más muertes masivas, Israel sostiene que está siendo más preciso a medida que amplía su ofensiva hacia el sur de la Franja, tras arrasar gran parte del norte. Los bombardeos aéreos y la ofensiva terrestre han sacado a tres cuartas partes de sus 2,3 millón de habitantes de sus hogares.
En el hospital Nasser de Jan Yunis, las ambulancias llevaron a docenas de heridos durante la noche. En un momento dado llegó un auto del que se salió un hombre cargando con un niño, tenía la camisa ensangrentada y le habían volado una mano.
“Lo que está ocurriendo aquí es inimaginable», dijo Hamza al-Bursh, quien vive en Maan, uno de los barrios de dentro y fuera de la ciudad que Israel ordenó evacuar. “Atacan de forma indiscriminada».
Según los residentes, las tropas habían avanzado tras los intensos ataques aéreos sobre Bani Suheila, una localidad justo a las afueras de Jan Yunis. Halima Abdel-Rahman, quien llegó allí al principio de la guerra tras dejar su casa en Beit Lahiya, en el norte, señaló que oyeron explosiones durante toda la noche.
“Están muy cerca”, aseguró. “Es el mismo escenario que vimos en el norte”.
Imágenes satelitales tomadas el domingo mostraron alrededor de 150 tanques israelíes, vehículos blindados para el transporte de tropas y otros autos a menos de 6 kilómetros (3,7 millas) al norte del centro de Jan Yunis. El ejército no respondió a un pedido de comentarios y rara vez publicita sus movimientos de tropas.
Israel ordenó la evacuación masiva del norte de la Franja en los primeros días de la guerra y ha impedido la vuelta de quienes se marcharon. En el sur, ordenó el desalojo de casi dos docenas de vecindarios dentro y en las inmediaciones de Jan Yunis. Esto redujo en más de una cuarta parte la zona en la que puede refugiarse la población civil en el centro y el sur del territorio.
Los palestinos dicen que, como Israel sigue atacando el enclave, no hay zonas en las que se sientan seguros y muchos temen que si abandonan sus hogares no se les permitirá regresar nunca.
Israel sostiene que debe desmantelar la amplia infraestructura militar de Hamás y apartarlo del poder para evitar una repetición del ataque del 7 de octubre, que propició la guerra. En el asalto sorpresa a través de la cerca fronteriza, combatientes de Hamás y de otros grupos insurgentes palestinos mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y capturaron a alrededor de 240 hombres, mujeres y niños.
El ejército afirma que hace todo lo posible por evitar las víctimas civiles y acusa a Hamás de utilizarlos como escudos humanos en combates en barrios densamente poblados donde cuentan con laberintos de túneles, búnkeres lanzacohetes y francotiradores.
Hamás está muy arraigado en la sociedad palestina y su determinación de poner fin a décadas de gobierno militar israelí es compartida por la mayoría de los palestinos, incluso por los contrarios a su ideología y a sus ataques contra la población civil israelí. Esto complicará cualquier esfuerzo para erradicar el grupo sin causar un enorme numero de víctimas y más desplazamientos.
Incluso tras semanas de bombardeos incesantes, el líder de Hamás en Gaza, Yehya Sinwar, pudo llevar a cabo complejas negociaciones para un alto el fuego y orquestar la liberación de más de 100 rehenes israelíes y extranjeros a cambio de la puesta en libertad de 240 reos palestinos la semana pasada. Los insurgentes palestinos han seguido disparando cohetes hacia Israel, tanto antes como después de la tregua.
El Ministerio de Salud de Gaza reportó que más de 15.890 personas han muerto en el territorio desde el 7 de octubre, de las cuales el 70% son mujeres y menores, y más de 42.000 resultaron heridas.
El ministerio, controlado por Hamás y que no distingue entre víctimas civiles y combatientes, dice que cientos de personas fallecieron o sufrieron heridas desde el final de la tregua y que muchas siguen atrapadas bajo los escombros.
Un funcionario del ejército israelí proporcionó el lunes una cifra similar de decesos en Gaza, después de semanas en las que las autoridades israelíes cuestionaron el conteo del ministerio gazatí. Según el ejército, 84 soldados israelíes han muerto en la ofensiva en Gaza.