Luis Suárez, la leyenda uruguaya del fútbol, se despidió de la afición de Gremio de Porto Alegre, en una jornada marcada por la emotividad y que culminó con un gol que significó la victoria de su equipo contra el Vasco de Gama por 1-0 en la penúltima fecha del Brasileirao. Este fue su último encuentro de local con la camiseta del club brasileño y, tras el triunfo, dejó impactantes declaraciones sobre su estado físico y su futuro dentro del fútbol profesional.
La jornada fue especialmente significativa ya que, más allá de anotar el gol decisivo para su equipo, que significó tres puntos clave en la recta final del campeonato, se trató de un adiós no solo a su club sino a una etapa de su vida como jugador en Brasil. Sin embargo, detrás de las cifras y los triunfos, Suárez reveló la realidad detrás de su rendimiento y el dolor que le acompaña día a día debido a una artrosis en la rodilla que le dificulta incluso jugar con su hijo.
En una entrevista con el programa 100% Deporte de la radio Sport 890 de Uruguay, confesó la intensidad de su lesión y el tratamiento que requería antes de cada partido, admitiendo que su cuerpo le estaba pidiendo un cambio.
“Lo que siento es un pinchazo constante. La suerte que tengo es que no se me hincha la rodilla. Si me generara liquido no podría ni moverla. A veces se me traba, llega un limite que no la puedo doblar. Después de los partidos es impresionante. El día antes del partido me tomo tres pastillas, una al otro día a la mañana, y horas antes de jugar me pincho un Voltaren (antinflamatorio y analgésico)”, comentó sobre su día a día.
“No es solo la rodilla. A veces me duelen los tendones de abajo por el mal apoyo. La espalda muchas veces me molesta pero por la forma de caminar por la renguera. Todos los días son trabajos diferentes, depende el dolor que sienta”, agregó el histórico delantero de la selección de Uruguay.