Los investigadores de Tufts University y el Wyss Institute de Harvard University han desarrollado diminutos robots vivientes construidos a partir de células humanas que poseen la capacidad de movimiento y podrían, eventualmente, contribuir en la curación de heridas o tejidos dañados.
Este avance, denominado anthrobots, surgió como una evolución de trabajos anteriores que crearon xenobots de células madre de embriones de rana africana de uñas (Xenopus laevis).
Publicado en la revista científica Advanced Science, este descubrimiento expande el entendimiento acerca de las capacidades morfogenéticas de las células humanas adultas, resaltó CNN.
El equipo de investigación utilizó células de la tráquea humana de donantes anónimos para la creación de los anthrobots, optando por este tipo de célula debido a su facilidad de acceso y a sus características motrices naturales. Estas células tráqueas poseen cilios, similares a pelos, capaces de propulsar partículas diminutas y formar organoides, estructuras celulares para investigación.
La investigadora Gizem Gumuskaya, estudiante doctoral en Tufts, experimentó con la composición química para lograr que los cilios se orientaran hacia el exterior, confiriéndoles movilidad y sugiriendo un potencial significativo para aplicaciones médicas.
Los anthrobots, de variadas formas y movimientos, lograron sobrevivir hasta 60 días bajo condiciones de laboratorio y demostraron la posibilidad de impulsar la regeneración en neuronas humanas dañadas en cultivo. Este comportamiento abre la posibilidad de futuras aplicaciones en la reparación de tejido humano.
El profesor Michael Levin, coautor del estudio, y Gumuskaya se muestran optimistas pero cautos, ya que aún es necesario comprender el mecanismo subyacente a la estimulación del crecimiento. Falk Tauber del Freiburg Center for Interactive Materials and Bioinspired Technologies en Alemania, ve un horizonte prometedor para la diversificación de funciones de estos bio-robots creados a partir de células propias del paciente.
“Viven en un entorno muy limitado, por lo que no hay posibilidad de que de alguna manera salgan o vivan fuera del laboratorio. No pueden vivir fuera de ese entorno tan específico. Tienen una vida natural, por lo que después de unas semanas, simplemente se biodegradan sin problemas”, dijo Tauber.
Levin asegura que los anthrobots no representan preocupaciones éticas o de seguridad. No son creados a partir de embriones humanos ni genéticamente modificados, y no pueden sobrevivir fuera de un ambiente controlado de laboratorio, descomponiéndose naturalmente tras su ciclo de vida limitado.
La capacidad de biodegradación y el entorno restringido al laboratorio alivian potenciales inquietudes sobre su manejo. Este nuevo campo interdisciplinario entre la biología y la tecnología continúa explorando los límites de las células vivas como componentes de máquinas potencialmente terapéuticas.
¿Qué son los xenobots?
Los xenobots son organismos sintéticos diseñados a partir de células vivas, específicamente células de la piel y del corazón de embriones de ranas africanas Xenopus laevis (de ahí el nombre “xeno”). Fueron creados por científicos de la Universidad de Vermont, en colaboración con la Universidad Tufts y en el Instituto Wyss de Harvard, a través de métodos de diseño computarizado y técnicas de biología sintética.
Considerados los primeros “robots vivos”, ellos pueden moverse, trabajar en grupos y realizar tareas sencillas como transportar objetos o auto curarse después de daños cortantes. No son organismos tradicionales ni máquinas convencionales: son una nueva clase de artefacto: un organismo vivo y programable.
Con la llegada de los anthrobots, como parte de la evolución de los trabajos previos con xenobots, se espera que beneficie en gran medida a la medicina humana y los expertos se muestran optimistas en lograrlo.