Moscú ha quedado este viernes bajo un manto de nieve de hasta 12 centímetros como resultado de la primera gran nevada de este invierno, lo que obligó a las autoridades moscovitas a movilizar un gran número de quitanieves y trabajadores para despejar aceras y calles.
La profusa nevada, que comenzó este jueves y continuará hasta esta noche, coincidió con un brusco descenso de la presión atmosférica, que cayó hasta un nivel que Moscú no registraba hace medio siglo.
En algunos sectores de la capital se emplearon retroexcavadoras y camiones para retirar la nieve, que complicó notoriamente el tráfico de vehículos, sobre todo en el centro de la ciudad.
La Policía de Moscú advirtió a los moscovitas de que extremen la precauciones a la hora de conducir y recomendó que, en caso de ser posible, se abstengan de usar sus automóviles y opten por el transporte público.
El Ayuntamiento ha anunciado que cuenta con 56 plantas estacionarias para fundir la nieve que se retira de las calles y aceras de la urbe. «Tienen una capacidad para fundir diariamente cerca de 650.000 metros cúbicos de nieve», declaró el teniente de alcalde de Moscú, Piotr Biriukov, al comentar los preparativos para afrontar la temporada invernal.
Según Biriukov, todas estas instalaciones «cumplen todos los requisitos de seguridad y no causan daños al medio ambiente».
La nieve dará este sábado un respiro a los moscovitas, pero volverá a caer con intensidad el domingo y el lunes, pronosticó el director del programa científico del Servicio Meteorológico de Rusia, Román Vilfand.