El Estadio Azteca, conocido también como el Coloso de Santa Úrsula, forjado en piedra volcánica, es el recinto deportivo más grande de México y el séptimo del mundo, que anualmente recibe a diferentes eventos musicales y deportivos, en sus instalaciones pasaron grandes deportistas como Pelé, Maradona y ha sido sede de dos finales de la Copa del Mundo y otros eventos históricos.
A su alrededor se cuentan varias leyendas de terror, como la que señala que ahí fueron enterrados vivos unos albañiles que trabajaron en su construcción y se dice que fueron colocados en los cimientos del coloso que inició su edificación en agosto de 1962. Se terminó en 1966 y su diseño estuvo a cargo de los arquitectos, Pedro Ramírez Vázquez y Rafael Mijares Alcérreca.
La leyenda del Estadio Azteca
Una historia espeluznante narra que un grupo de albañiles fue sepultado en los cimientos del recinto por una «ofrenda de sangre» para asegurar que la construcción nunca fuera derribada. Esta leyenda no es la única y se dice que era una práctica muy popular en el siglo XIX, cuando se utilizaban niños como tributo a los dioses y otros entes ya que al colocar cadáveres se aseguraba que las edificaciones permanecieran siempre en pie.
Otra versión señala que los trabajadores murieron debido a un accidente y para no tener problemas con las autoridades, los encargados de supervisar la obra decidieron sepultar los cuerpos en las zanjas donde se encuentran las columnas que sostienen la estructura. En realidad, no hay ninguna prueba y no hay registro de albañiles desaparecidos en la construcción del estadio, pero es una historia que se repite en muchas construcciones.