Corría el minuto 25 de un partido que iba 1-1 entre Zaragoza y Elche. Raphael Dwamena volteó a ver el cielo, avanzó unos pasos y se desplomó en la cancha. Las alarmas se encendieron, ingresaron los médicos, pero el jugador del Zaragoza murió.
El fallecimiento de Raphael Dwamena ha marcado la actualidad del deporte en los últimos días. El ex de Zaragoza y Levante cayó desplomado en un partido de Albania y perdió la vida. Por voluntad propia, el futbolista decidió quitarse el desfibrilador que le insertaron tras sufrir episodios similares. Y hoy, su cardiólogo en el Zaragoza, el doctor Antonio Asso, ha hablado de su persona, en una carta publicada en Heraldo de Aragón.
Asso era firme partidario de que Dwamena dejase el fútbol al máximo nivel: «Logramos convencerle de la imperiosa necesidad de implantarle un desfibrilador para al menos garantizarle la vida, a la par que desaconsejamos la práctica profesional deportiva».
Un jugador sin aires de estrella
El cardiólogo recuerda la figura personal de Dwamena, al cual consideraba como alguien «sin aires de estrella». «Depositó en nosotros toda su confianza, y tras implantarle el desfibrilador marchó fuera de España. A veces me solicitaba algún consejo puntual que yo respondía de buen grado». No obstante, Asso era consciente de que no escuchaba sus sugerencias. «Estaba empeñado en seguir su carrera profesional por encima de todo y acabé perdiendo la esperanza de influir en él».
El desfibrilador fue el responsable de salvarle la vida en una ocasión, pero la decisión de quitárselo acabó con su vida: «Ha fallecido como consecuencia de una respetable decisión personal, pero si no se hubiese explantado el desfibrilador Raphael seguiría vivo», sentenciaba Antonio Asso.