En la madrugada se atrincheró en una vivienda con rehenes en Austin, Texas, y abrió fuego contra la primera unidad de policía que acudió al lugar.
Posteriormente llegó el SWAT y hubo un intercambio de disparos tras el que un oficial murió y otro quedó herido. En el interior de la casa se encontraron tres cuerpos sin vida, incluyendo el del autor de la balacera.
El alcalde Kirk Watson aseguró que su corazón y el de los habitantes de Austin se encuentran destrozados.