Un equipo quirúrgico del NYU Langone Health de Nueva York había realizado con éxito el primer trasplante de ojo entero del mundo en una persona viva: su marido, Aaron James.
Tras un accidente laboral que le hizo perder el ojo izquierdo y parte de la cara, Aaron tuvo una nueva oportunidad.
Cuando Meagan miró por primera vez el nuevo ojo de su marido se dio cuenta, a pesar de la hinchazón postoperatoria, que era marrón. Aaron tiene naturalmente ojos azul profundo.
También vio su nueva nariz, labios y mejillas, en las que ya crecía algo de barba. Vio un rostro lleno de gratitud y fue entonces cuando la emoción se apoderó de ella.
Se alegró por su marido con quien había compartido ya 20 años.
«Fue una sensación loca, genial, rara, extraña, eufórica, feliz —dijo Meagan—. Estaba feliz de que lo hubiera superado, y todo era bueno en ese momento».
Aquel día de finales de mayo, un equipo de más de 140 cirujanos de NYU Langone Health completó la intervención de trasplante de Aaron, que duró unas 21 horas. La operación consistió en trasplantar todo el ojo izquierdo y partes de la cara de un único donante. Fue una primicia médica.
Según su equipo médico, el ojo de Aaron muestra ahora signos «notables» de salud. Aunque no puede ver por el ojo, mantiene la esperanza de que la visión llegue con el tiempo y de que su intervención, la primera de su clase, pueda contribuir al avance de la medicina de los trasplantes.
«Ésa es mi mayor esperanza —afirma Aaron—. Si puedo ver, estupendo. Pero si sirve para iniciar el siguiente camino en el campo de la medicina, entonces estoy totalmente a favor».