Por: Dylan Gonzalez
Los Diablos Rojos viven decepción tras decepción. El Manchester United, solo ofrece penas y sufrimiento. Los de Erik ten Hag viven una agonía infinita de la que no pueden escapar. En Copenhague debían ganar para dar un golpe sobre la mesa. Para encaminar su clasificación a los octavos de final de la Liga de Campeones. Terminaron la jornada en la última plaza del grupo, obligados a ganar al Galatasaray como visitantes (algo que no han logrado jamás) y repetir ante el Bayern en la última jornada.
Y eso que antes de alcanzar la media hora de juego ganaban por 0-2. Con relativa comodidad, Hojlund levantó la mano en los primeros minutos como protagonista. El danés, que debutó como profesional en el Copenhague, marcó dos goles a placer. El primero a los tres minutos después de una buena acción individual de Wan-Bissaka y un pase de la muerte de McTominay. Hojlund solo tuvo que empujar el esférico a la red, como en el minuto 27 cuando recogió el rechace después de que Garnacho finalizase un contraataque disparando desde la derecha. Balón suelto, y luego a la red.
Según se acercaba el descanso, el panorama empeoró para los Red Devils. Primero, Rashford fue expulsado con roja directa después de dar un pisotón a Jelert. Cobró vida el Copenhague, que tuvo una ocasión en la acción posterior. Fernandes desvió un centro de Gonçalves al travesaño. Apenas unos segundos más tarde, el propio Gonçalves dejó el balón en bandeja para la llegada de Elyounoussi, que agradeció la asistencia marcando.
Hubo trece minutos de descuento, y hubo todavía mayor dramatismo. En el séptimo del añadido, tanto Varane como Maguire tocaron el balón con la mano después de que los locales lo colgasen al área. El cuarto penalti en contra para el United en la presente Liga de Campeones. Uno por partido. Onana detuvo el último, a Larsson, hace dos semanas en Old Trafford, pero no pudo hacer nada ante el disparo de Gonçalves desde los once metros. En diez minutos, el equipo de Ten Hag se derrumbó.