Puede que Ancelotti no tuviera nada contra Brahim. Es más inexplicable que no tire más del malagueño, especialmente en situaciones de apuro, por lo visto cada vez que sale al verde, como ante el Braga. El malagueño inyectó energía al duelo ante el Braga para abrir la puerta a los octavos de final, marcando el primer tanto, el difícil. Vinicius y Rodrygo respondieron a la confianza de su entrenador redondeando la victoria sin hacer sangre, pero firmando un pleno que sólo alcanzan los más poderosos: City, Bayern y Real Madrid.
Que quede constancia que el partido vino de nalgas para los blancos. En el calentamiento se lesionó Kepa, asunto muscular. Lunin cubrió la emergencia ahí y nada más comenzar, enfrentándose a un penalti clamoroso de Lucas Vázquez. Discutieron los portugueses quién lanzaba, se encargó el madrileño Álvaro Djaló, abajo, a su izquierda, para encontrarse con una gigantesca manopla ucraniana.
Lejos de serenarse por el acierto de Lunin, Lucas aumentó el desconcierto cediendo a Bruma en un globo. El delantero luso se zafó de Rüdiger y fue arrollado por el propio Lucas, Pareció también penalti, pero como poco antes no se había cobrado una carga de Niakaté a Rodrygo, la pifia se quedó en nada. Fueron los mejores minutos de un Braga más firme que la ida, guiado por veteranos como Moutinho y Fonte para tener la pelota sin complejos.
Es verdad que en ese arranque divertido y abierto, el Madrid tuvo las suyas, De hecho, el colegiado Umut Meler anuló un gol por falta previa de Vinicius, clara. Lo marcó Brahim y lo celebró como correspondía, cara a la grada,diciendo aquí estoy yo, con el lógico chasco al darse la vuelta. Normal que cuando abrió la lata, al borde de la media hora, hiciera el gesto del VAR, a ver si se lo iban a anular también. Abrochó con la zurda una buena progresión de Rodrygo por el costado izquierdo del área. Recibió un pase extraordinario de Mendy, algo inusual, así que todo el mérito para el lateral francés.
El 1-0 serenó la función. Con Ricardo Horta como falso 9, al Braga le costaba pisar área, y cuando enganchaba alguna jugada a campo abierto acudía Rüdiger con eficacia alemana. Indispensable desde el arranque de temporada. Se multiplicó también Camavinga, que está aprovechando estas oportunidades que le da Ancelotti de disfrutar en el mediocampo. Y la pimienta quedó para Vinicius, tan capaz de asombrar con dos controles de ‘espaldinha’ como de colmar la paciencia del respetable abusando de regates sin sentido.
No hubo cambios tras la pausa. Ni en las alineaciones ni en el ritmo cansino del partido. Todo muy pausado, como de pachanga veraniega. En esas condiciones el Madrid se mueve como pez en el agua, anestesiano al adversario para rematarlo a la contra. Pudo firmar el doblete Brahim a quemarropa, obligando a Matheus a un paradón. No hubo más tregua. Justo antes del cuarto de hora robó el inevitable Camavinga, salió Valverde, le dobló Lucas, centró al área y Vinicius resolvió como en el fútbol sala, revolviéndose en una baldosa. Pum. A la jaula. Inflados por el tanto, los brasileños abrocharon el triunfo con otra contra modélica, con Vinicius como asistente y, al fin, Rodrygo en la definición. El pase estupendo, y el remate picado del 11, pura clase.
Artur Jorge metió tres cambios de inmediato, asumiendo su destino, mientras unos pocos de sus tres mil fieles metían la pata encendiendo una bengala. Más tardó Ancelotti, con una ocasión perfecta para dar minutos a los menos habituales. Carvajal y Modric al verde. Quitó a Lucas, arropado por sus compañeros (buen detalle, como Vini al principio) y a Brahim, que se marchó como los buenos toreros, con la grada puesta en pie. Merece más minutos. Debutó Nico Paz, un centrocampista distinguido, pero habrá que esperar para el estreno de Arda Güler. Hubo poco más, detalles de clase de Vinicius, alguna intervención de mérito de Matheus, pero la función se cerró como había empezado, con una parada extraordinaria de Lunin, a cabezazo de Abel Ruiz. Gran trabajo del portero.