Yo nací en La Muskitia en el lugar más olvidado de Honduras, eso sí, en un hogar profundamente liberal. Mi abuelo fue el primer diputado del departamento de Gracias a Dios, líder del Partido Liberal en esta región del país donde la política parece ausente, donde el Estado pasa totalmente inadvertido y casi inexistente. Eso sí, la pobreza está tan presente que cala hasta los huesos, de allí vengo yo. Soy a mucha honra hija de Edna Carolina Echeverria Haylock (QEPD), líder indiscutible de los cuatro pueblos originarios de Mi Muskitia, defensora férrea de los derechos de mi gente y vilmente asesinada por personas inescrupulosas que definitivamente no amaban a mi pueblo. He visto en mi tierra de primera mano el despojo, la desigualdad, el abandono y la impunidad.
Hoy con tristeza Honduras, nuevamente observa como los políticos nos debatimos entre auto convocatorias, Comisión permanente, imposiciones, violencia, constantes irrespetos a la Constitución y más ilegalidades. Tristemente la élite política no ha entendido que lo único que nuestro valiente pueblo hondureño quiere, es que TRABAJEMOS, TRABAJEMOS Y TRABAJEMOS para entregarles un mejor futuro y mejorar la calidad de vida de ellos.
Se rehúsan a entender que nuestro pueblo nos demanda COHERENCIA. Marchar y formar bloques de oposición junto a aquellos que durante 12 años dejaron la receta para reelecciones ilegales, fraudes electorales, totalitarismo e interpretaciones de la Constitución a conveniencia de unos pocos, y que se hicieron millonarios a costas de aumentar la miseria a nuestro pueblo, no es coherencia.
Por otro lado, y lo digo alto y fuerte: los hondureños le dieron la victoria más abultada a la primera mujer Presidenta de Honduras. Este honor no se lo ganaron para repetir los errores del pasado. Así como condenamos fraudes electores y “jugadas políticas” en el pasado, no puedo aprobar ni acompañar el “golazo” de la Junta Directiva del Congreso Nacional. Lo malo es malo, lo incorrecto es incorrecto y lo antidemocrático es antidemocrático y punto.
Hoy nos quieren ubicar a los liberales en cualquiera de estos dos extremos. Que si no estamos con los nacionalistas comulgamos con el oficialismo, que si no estamos con el oficialismo estamos en compadrazgos con los nacionalistas. ¡Mentiras! Liberales, les recuerdo que nuestra ideología es liberal, creemos en la libertad de expresión, en la democracia participativa, en el acceso al trabajo productivo digno y el respeto a los derechos de los trabajadores.
Las hondureñas y los hondureños nos merecemos más que esto, nuestro país es una tragedia de corrupción institucional y quebrantamiento de las leyes, que ya es insoportable. ¡Ya basta! Los hondureños no están interesados en ideologías de izquierda o de derecha, pues ya hemos comprobado que estos extremos no nos han traído cosas positivas. Al hondureño le interesa que se genere empleo, para llevar alimento a su hogar. Que el precio de la canasta básica sea justo y accesible. Que tenga acceso a salud y educación digna. Honduras necesita de hondureños valientes que levanten la voz y no se acomoden a la “oportunidad” política de turno ni que se sientan obligados a estar en cualquiera de estos dos extremos.