Israel advirtió este miércoles que el grupo terrorista Hamas tiene la opción de “morir o rendirse sin condiciones” en la guerra que libra Israel contra el movimiento islamista palestino en la Franja de Gaza.
“El enemigo solo tiene dos opciones, morir o rendirse sin condiciones, no hay ninguna tercera opción”, declaró Yoav Gallant, ministro de Defensa israelí, durante una rueda de prensa en Tel Aviv, refiriéndose al grupo terrorista, que gobierna de facto el enclave palestino.
Ghazi Hamad, miembro de la oficina política de Hamas, se comprometió abiertamente a perpetuar los actos terroristas contra Israel, asegurando que continuará estos ataques “una y otra vez” hasta la completa aniquilación del país.
Hablando con absoluta sangre fría, Hamad reivindicó la masacre de civiles durante una entrevista con la cadena de televisión libanesa LBC: “Israel es un país que no tiene cabida en nuestra tierra. Debemos expulsar a ese país. No nos avergüenza decirlo rotundamente. Debemos dar una lección a Israel, y lo haremos una y otra vez”.
“No queríamos hacer daño a los civiles, pero hubo complicaciones sobre el terreno y había una fiesta en la zona, con población (civil). Era una zona grande, a lo largo de 40 kilómetros”, comentó, en referencia a la fiesta electrónica en la que murieron más de 200 jóvenes.
Por su parte, el Ejército israelí aseguró este miércoles haber atacado más de 11.000 objetivos de Hamas desde que empezó la guerra el pasado 7 de octubre, después de otra noche de intensos bombardeos por aire y por tierra en el enclave.
“Durante la noche, tropas combinadas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacaron varios objetivos terroristas en toda la Franja de Gaza, incluidos centros de mando operativos y células terroristas de Hamas”, señaló un portavoz militar.
Las tropas de las FDI identificaron un vehículo que transportaba misiles antitanque, que fue atacado con éxito por un avión de combate israelí.
El Ejército se refirió también al ataque al campo de refugiados palestinos de Jabalia, en el norte de la Franja, donde murieron al menos 145 personas, según fuentes hospitalarias, tras el lanzamiento de varios misiles de una tonelada en una de las agresiones más letales cometidas por Israel.