Que las mascotas no puedan acudir a las bodas de sus dueños como parte del elenco protagonista ya es agua pasada, al menos en País Vasco. Y es que el perro Mak se ha convertido este en el gran protagonista de la que puede ser la «boda del año» en la provincia de Vitoria.
Kontxi y Roberto han cumplido su sueño: que su perro fuera el encargado de llevar los anillos de compromiso al salón consistorial donde se han casado. Además, esto ha abierto la puerta a que las mascotas puedan asistir a los enlaces matrimoniales en territorio vasco, ya que hasta el momento no era viable.
Los familiares inmortalizaron el momento
Pasadas las once y media de la mañana del pasado 28 de octubre Mak y Roberto han llegado a la Plaza Nueva de la capital alavesa. Se han bajado del coche ante la mirada de familiares, de curiosos y de algún que otro medio de comunicación que se acercaron para inmortalizar el momento.
Con un esmoquin, una pajarita rosa a juego con la camisa del cónyuge y con el vestido de la futura esposa y los anillos colocados en una almohadilla sobre su lomo, el animal posaba ante las cámaras antes de entrar al recinto donde se iba a producir el «sí, quiero» de sus dueños.
Aplausos y un sonoro «estás haciendo historia» por parte de la familia han animado a Mak antes de subir las escaleras de la casa consistorial. «La que hemos liado», confesó la novia a su llegada mientras saludaba a familiares y amigos.
Los perros se consideran miembros de la familia
Este acontecimiento con final feliz ha sido posible gracias a más de 30.000 firmas recogidas y una difusión en los medios de comunicación sobre la petición, que en una primera instancia fue rechazada por parte del ayuntamiento.
En su solicitud la pareja recordaba que con la reforma del Código Civil, los animales tienen un estatus jurídico diferente al de las cosas. Son considerados seres vivos dotados de sensibilidad y se les considera miembros de la familia.
Destacaban que la Ley vasca de Protección Animal establece que los animales podrán acceder a los espacios públicos, salvo prohibición expresa, y para ello deben ser conducidos por sus dueños con una correa, y señalaban también que la legislación estatal reconoce el derecho de los animales de compañía a acceder a edificios públicos si no existe una señalización que lo prohíba.
Que las mascotas no puedan acudir a las bodas de sus dueños como parte del elenco protagonista ya es agua pasada, al menos en País Vasco. Y es que el perro Mak se ha convertido este sábado en el gran protagonista de la que puede ser la «boda del año» en la provincia de Vitoria.
Kontxi y Roberto han cumplido su sueño: que su perro fuera el encargado de llevar los anillos de compromiso al salón consistorial donde se han casado. Además, esto ha abierto la puerta a que las mascotas puedan asistir a los enlaces matrimoniales en territorio vasco, ya que hasta el momento no era viable.
Los familiares inmortalizaron el momento
Pasadas las once y media de la mañana del pasado 28 de octubre Mak y Roberto han llegado a la Plaza Nueva de la capital alavesa. Se han bajado del coche ante la mirada de familiares, de curiosos y de algún que otro medio de comunicación que se acercaron para inmortalizar el momento.
Con un esmoquin, una pajarita rosa a juego con la camisa del cónyuge y con el vestido de la futura esposa y los anillos colocados en una almohadilla sobre su lomo, el animal posaba ante las cámaras antes de entrar al recinto donde se iba a producir el «sí, quiero» de sus dueños.
Aplausos y un sonoro «estás haciendo historia» por parte de la familia han animado a Mak antes de subir las escaleras de la casa consistorial. «La que hemos liado», confesó la novia a su llegada mientras saludaba a familiares y amigos.
Los perros se consideran miembros de la familia
Este acontecimiento con final feliz ha sido posible gracias a más de 30.000 firmas recogidas y una difusión en los medios de comunicación sobre la petición, que en una primera instancia fue rechazada por parte del ayuntamiento.
En su solicitud la pareja recordaba que con la reforma del Código Civil, los animales tienen un estatus jurídico diferente al de las cosas. Son considerados seres vivos dotados de sensibilidad y se les considera miembros de la familia.
Destacaban que la Ley vasca de Protección Animal establece que los animales podrán acceder a los espacios públicos, salvo prohibición expresa, y para ello deben ser conducidos por sus dueños con una correa, y señalaban también que la legislación estatal reconoce el derecho de los animales de compañía a acceder a edificios públicos si no existe una señalización que lo prohíba.
Por su parte, Mak ha cumplido con los requisitos exigidos. Además de ir atado con una correa, está correctamente identificado, registrado y vacunado. Y al menos antes de entrar en el edificio, ha mostrado un adecuado comportamiento.
Aunque este es un permiso puntual, es el punto de partida para que otros animales puedan seguir su ejemplo. No solo en Vitoria, sino en el resto de ayuntamientos vascos, que en conjunto están revisando la normativa para poder adaptarla a estos nuevos tiempos.
