La ciudad mexicana de Acapulco, en el estado de Guerrero, es escenario de una ola de saqueos tras el paso del huracán Otis, que ha dejado un saldo de al menos 27 muertos y varios desaparecidos, así como graves daños materiales.
Este viernes, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, señaló que «la gente estaba llevando a cabo en algunos lugares actos de saqueo». «Había una situación de emergencia, de desorden, de caos, de mucha incertidumbre, miedo», explicó, al tiempo que rechazó la idea de introducir un toque de queda.
En la Red se han difundido numerosos videos en los que se aprecia la magnitud de las destrucciones y los casos de pillaje, que se han traducido en críticas contra las autoridades locales por falta de reacción.
Frente a los saqueos, unidades de las fuerzas de seguridad, como la Guardia Nacional, han sido desplegadas en la ciudad con el objetivo de hacer patrullaje de vigilancia por las tiendas y restablecer el orden público. Asimismo, los uniformados participan en la entrega de víveres a las personas afectadas y despejan las vías de tránsito de escombros.
Este sábado los mercados permanecen cerrados, al igual que las tiendas de autoservicio. Muchos de estos establecimientos fueron saqueados por ciudadanos que buscaban alimentos y otros productos. Ante la magnitud de la emergencia, algunos se han ido a la cercana ciudad de Chilpancingo para abastecerse allí, reseña El Sol de México.
Paralelamente, se han formado enromes colas en las gasolineras para reponer los tanques de combustible de vehículos. Ante esta situación, Petróleos Mexicanos (Pemex) señaló que garantizan el abasto de gasolinas y diésel en Acapulco, así como en todo el estado de Guerrero.
Mientras, la alcaldesa de la ciudad, Abelina López, instó a los residentes a acudir a centros de acopio, así como a enviar alimentos, medicamentos o herramientas para su redistribución entre los necesitados.