Apenas habían pasado 24 horas desde el entierro de casi toda su familia, que murió en un bombardeo israelí en la Franja de Gaza, cuando el periodista palestino de Al Jazeera Wael Al Dahdouh insistió en volver a ponerse delante las cámaras para seguir trasmitiendo en directo todo lo que ocurre en el enclave, en medio de los incesantes bombardeos lanzados por Israel en represalia por el ataque del grupo islamista Hamás del 7 de octubre.
Este miércoles, Al Dahdouh estaba cubriendo la información en Gaza, cuando recibió la trágica noticia de que su esposa Amna, sus hijos Mahmoud y Sham, de 16 y 7 años, su nieto Adam, que apenas tenía 45 días, así como otros ocho miembros de su familia, habían muerto en el ataque israelí. Todos ellos se encontraban en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza. Se habían trasladado hasta allí desde su casa, en el norte de la franja, siguiendo las órdenes del Ejército israelí, que instó a la población a trasladarse hacia el sur del enclave ante su anunciada operación terrestre. De las doce víctimas, nueve eran menores de edad, según un comunicado emitido por la familia, citado por CNN.
Imágenes transmitidas por la cadena catarí muestran al periodista llorando junto al cuerpo sin vida de su hijo Mahmoud y sosteniendo el cuerpo de su hija Sham, hablándole mientras mira su rostro ensangrentado.
«Lo que ha ocurrido está claro. Se trata de una serie de ataques selectivos contra niños, mujeres y civiles», manifestó a la salida del hospital. «Teníamos nuestras dudas de que [Israel] dejara marchar a estas personas sin castigarlas. Y, lamentablemente, eso es lo que ocurrió», aseveró, agregando que «esta es la zona ‘segura’ de la que hablaba el Ejército de ocupación».
El jueves, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron que habían llevado a cabo un ataque aéreo en la zona donde murió la familia de Al Dahdouh. Al ser preguntado por la BBC sobre las muertes de civiles en los bombardeos en Gaza, incluidas las de periodistas y sus familias, el portavoz de las FDI, Peter Lerner, dijo que «cualquier pérdida de vidas es una tragedia».
