Familiares y soldados israelíes enterraron este viernes a militares caídos en enfrentamientos con Hamás, en una Jerusalén en tensión, casi desierta y fuertemente custodiada en medio de un llamado militante al Día de la Indignación palestina.
«¡Moriste como un héroe, héroe de Israel!», sollozaba una joven soldado en uniforme, con su fusil al hombro, ante la tierra recién removida donde acababan de enterrar a su compañero.
Este viernes, justo antes del Sabbat judío -cuando la nación usualmente se paraliza- el país daba sepultura a sus soldados muertos durante el asalto sorpresa del grupo extremista el sábado pasado y después, en los combates por recuperar las áreas y poblados civiles tomados por los militantes.
Rabinos envueltos en banderas de Israel entonaron cánticos que se confundían con los gritos de dolor de las familias y compañeros de armas, mientras los cuerpos de combatientes de todas las edades y rincones del país eran cubiertos con tierra y flores. Al final de cada funeral, disparos al aire.
Al igual que en Jerusalén, cientos de militares israelíes han sido despedidos con honores a lo largo del país.
De acuerdo con las cifras más recientes del gobierno israelí, unos 258 militares han caído en combate contra Hamás durante la reconquista del terreno ocupado por el grupo extremista en su inédita incursión a través de la frontera de Gaza. La cifra podría crecer, advierten las autoridades.
El país también llora la muerte de civiles asesinados en sus hogares y en las calles de sus poblados atacados por Hamás, que además secuestró a decenas de personas que todavía mantiene en Gaza.