Jennifer Hermoso, jugadora del Pachuca mexicano flamante campeona del mundo con la Selección Española rompió su silencio en público, por primera vez desde el revuelo generado por el ‘caso Rubiales’, en la ceremonia de investidura de los 18 nuevos miembros del Salón de la Fama del Fútbol de Pachuca (México).
La estrella del combinado mexicano fue homenajeada, junto a otras estrellas del fútbol mundial, en una noche en la que acaparó todos los focos con un emotivo discurso. Hermoso no mencionó de manera directa los acontecimientos sufridos en la ceremonia de entrega de la final del Mundial, pero sí dejó varios mensajes entre líneas que calaron hondo en el auditorio repleto.
«La noche del 20 de agosto del 2023, al levantar la Copa junto a mis compañeras, pude sentir las manos de mi padre cuando me llevaba a entrenar, la sonrisa de mi madre viéndome jugar, y la alegría de toda mi familia compartiendo el sueño de una pequeña futbolista que quería ser campeona del mundo. He jugado al fútbol toda mi vida; tengo 33 años, pero hace unas semanas, sobre el campo del Australia Stadium en Sídney, volví a ser niña una vez más», comenzó nostálgica una jugadora que ha vivido en sus carnes la fugaz evolución del fútbol femenino.
A continuación, la jugadora nacida en Madrid entró de lleno en una reflexión sobre el hito alcanzado en Australia. «Aunque ha pasado poco tiempo, me sigo preguntando qué fue lo que hicimos esa noche. Ganamos un título, dimos la vuelta al mundo y nos convertimos en uno de los mejores equipos de la historia; pero en el fondo, logramos algo mucho más humano, más trascendental. No fuimos campeonas para alzar un trofeo que se queda en las vitrinas, recibir un bono de compensación o salir en miles de portadas que se arrugan con el tiempo: fuimos campeonas del mundo porque era la única forma que nos quedaba para ser escuchadas, respetadas y valoradas».
«Mi Selección nacional cambió la forma de ver el fútbol femenil de muchas personas. Estoy segura de que millones de niñas alrededor del mundo se han sentido identificadas y protegidas por este grupo de jugadoras valientes, comprometidas y honradas, que en cada paso que han dado siempre han pensado en el futuro de todas ellas. Han pasado muchas cosas desde entonces, quizá sacrificamos algunas alegrías, alguna celebración, y, sin merecerlo, sufrimos más de la cuenta en un momento histórico para nosotras», añadió en unas líneas con mensajes claros a la RFEF y a Rubiales.
Por último, animó a continuar la lucha por la igualdad haciendo resonar por las paredes del auditorio el simbólico lema ‘Se acabó’. «Tengo claro que tenemos una responsabilidad enorme con las nuevas generaciones. A todas esas personas que no tienen un altavoz para hacerse escuchar quiero decirles que esta lucha es de todos. Ganamos en el campo y fuera de él para asegurarnos un deporte y una sociedad inclusiva que nos proteja a todos. Y a todo el mundo quiero decirles: ¡Se acabó! Soy Jenni Hermoso, soy jugadora de fútbol y soy esa niña que logró ser campeona del Mundo», finalizó Hermoso.