Una crisis humanitaria se intensifica rápidamente en Gaza: los residentes atrapados, muchos de ellos sin alimentos ni electricidad, se enfrentan a un cuarto día de bombardeos israelíes en respuesta al mortífero ataque de Hamas contra Israel, el cual dejó más de 1.000 personas muertas y tomó hasta 150 rehenes.
Nadine Abdul Latif, de 13 años, del barrio de Al Rimal, en la Ciudad de Gaza, relató que vecinos y familiares le dijeron el lunes a ella y su familia que se marcharan, después de que Israel anunciara que atacaría la zona. Pero decidieron quedarse porque «no tenemos ningún lugar seguro al que ir», dijo.
Su padre, Nihad, está desaparecido desde el sábado. Había estado trabajando en Israel, pero tras el ataque de Hamas del sábado, la familia perdió contacto con él.
El enclave costero de Gaza que controla Hamas ha sido bombardeado con ataques aéreos desde que el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, ordenó un «asedio total» de la zona, que incluye la interrupción del suministro de electricidad, alimentos, agua y combustible al enclave. «Estamos luchando contra bárbaros y responderemos en consecuencia», declaró Gallant.
Aviones de combate israelíes atacaron más de 200 objetivos en Gaza durante la noche, según informaron las Fuerzas de Defensa de Israel en un comunicado. El número de muertos en Gaza supera las 800 personas, según el Ministerio de Sanidad palestino en Gaza.
El Ministerio del Interior palestino dijo que la mayoría de los objetivos eran «torres, edificios residenciales, instalaciones civiles y de servicios, y muchas mezquitas». Hamas negó utilizar alguna de las torres atacadas.
Tariq Al Hillu, de 29 años, residente en Al Sudaniya, en el norte de Gaza, describió como caos total cuando los ataques aéreos alcanzaron su barrio el domingo por la mañana.
«Los miembros de mi familia empezaron a gritar y a salir corriendo de casa, cada uno de nosotros huimos en distintas direcciones», contó a CNN, añadiendo que todo su barrio había sido destruido «sin previo aviso».