Al menos 19 religiosos nicaragüenses, entre ellos el obispo encarcelado Rolando Álvarez y el obispo exiliado Silvio Báez, y otros 14 sacerdotes, han sido declarados «traidores a la patria» y despojados de su nacionalidad, según un estudio presentado este miércoles de forma telemática.
La IV entrega del estudio titulado «Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?», de la investigadora nicaragüense exiliada Martha Patricia Molina, indica que los 19 religiosos privados de su nacionalidad (2 obispos, 14 sacerdotes, 1 diácono y 2 seminaristas) forman parte de los 667 ataques que ha sufrido la Iglesia católica de Nicaragua por parte del Gobierno que preside Daniel Ortega en un período de 5 años y 4 meses.
Esos ataques, ocurridos entre abril de 2018, cuando estallaron unas manifestaciones antigubernamentales en ese país, y agosto de 2023, incluyen el arresto del obispo Álvarez, quien fue condenado en febrero pasado a 26 años y 4 meses de prisión por delitos considerados traición a la patria, tras negarse a abandonar Nicaragua.
Molina detalló que hasta el 31 de agosto pasado hay un obispo y 8 sacerdotes encarcelados en Nicaragua, y otros 3 religiosos se encuentran bajo investigación, entre ellos el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes.
Exilios, destierros y expulsiones
Asimismo, la investigadora sostuvo que «151 religiosos han sido perjudicados por la persecución de la administración pública Ortega Murillo» a través del exilio forzado, destierros, prohibición de entrar a Nicaragua o expulsiones del país.
Entre ellos mencionó el caso del nuncio apostólico en Nicaragua, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, quien fue expulsado por el Gobierno sandinista en marzo del año pasado, y el del obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, quien abandonó el país en 2019 por razones de seguridad y a petición del papa Francisco.