Once policías fueron declarados culpables este jueves del asesinato de 17 migrantes centroamericanos, que fueron baleados y luego calcinados en la frontera de México con Estados Unidos, informaron autoridades locales.
La fiscalía estatal «logró que fuera dictada sentencia condenatoria en contra» de 11 policías acusados de homicidio y otro fue sentenciado por el delito de abuso de autoridad, informó un comunicado de la dependencia.
Tras un proceso que se prolongó por más de tres meses, el juez local Patricio Lugo Jaramillo encontró pruebas suficientes contra los expolicías, que en próximos días serán sentenciados a penas que podrían alcanzar los 50 años de prisión.
Los hechos ocurrieron el 21 de enero de 2021 en la comunidad de Santa Anita, del municipio de Camargo, muy cercano a la frontera con Estados Unidos y adonde buscaban llegar los migrantes, 16 de ellos de Guatemala y uno de Honduras.
Las víctimas sumaron 19 ya que se identificaron los restos de dos mexicanos, que según las autoridades eran los traficantes de personas que llevaban a los centroamericanos a la frontera.
Las víctimas «perdieron la vida por impactos de arma de fuego y posteriormente fueron incinerados», recordó el comunicado de la fiscalía de Tamaulipas. Los migrantes asesinados eran en su mayoría del poblado de Comitancillo, en Guatemala, y eran de familias de escasos recursos que buscaban llegar a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida.
Policía confiesa
Inicialmente, fueron acusados de asesinato 12 policías, pero uno de ellos decidió colaborar con la fiscalía y narró cómo ocurrieron los hechos. Fue hallado culpable de abuso de autoridad. Los agentes responsables de la masacre pertenecían a un grupo de élite que inicialmente declaró que habían encontrado los cuerpos calcinados.
Sin embargo, el policía que colaboró narró que fueron los mismos uniformados los que les dispararon a los migrantes para luego prenderles fuego. Las víctimas calcinadas fueron halladas en una camioneta en el municipio de Camargo, una zona de disputas entre el cártel del Noreste, surgido de Los Zetas, que controla parte de Nuevo León (norte), y el del Golfo, que por décadas ha actuado en Tamaulipas.
Esta ha sido una de las masacres de centroamericanos más cruentas registradas en
México luego de que en agosto de 2010, un grupo de 72 migrantes sin papeles fueron asesinados por presuntos narcotraficantes en el municipio de San Fernando, también en Tamaulipas.
México es sacudido por una ola de violencia que deja más de 420.000 muertos desde diciembre de 2006, cuando el gobierno federal lanzó un polémico operativo militar antidrogas. Los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos son blanco de agresiones, secuestros y asesinatos por parte de criminales.
También han denunciado numerosas denuncias de extorsiones por parte de autoridades. De la mano de la ola de violencia y con un sistema judicial desbordado de casos, han repuntado los niveles de impunidad y la mayoría de los asesinatos quedan sin castigo. Este es uno de los pocos casos en los que se ha conseguido detener y llevar ante la justicia a los responsables