Las autoridades del régimen de Daniel Ortega prohibieron la entrada al país al sacerdote nicaragüense Mauricio Valdivia Prado, que había viajado a República Dominicana, denunció la investigadora, Martha Patricia Molina.
El sacerdote Valdivia es rector y director del Colegio Calasanz, de Managua, propiedad de la Congregación Religiosa de los Padres Escolapios de la Iglesia católica, que no se ha referido a esa denuncia.
«Ya es una práctica o costumbre que se ha convertido en ley en el país: sacerdote que sale (de Nicaragua) tiene asegurado su exilio», dijo la investigadora, que es autora del estudio titulado «Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?» y que da seguimiento a la situación de los sacerdotes en el país centroamericano.
Molina declaró al diario La Prensa que las autoridades de Migración no brindaron «explicación jurídica de esta arbitrariedad».
«Es lamentable que la dictadura siga ensañándose en contra de los religiosos y peor contra aquellos que son nacionales de Nicaragua, como el sacerdote escolapio Mauricio Valdivia», criticó.
El sacerdote Valdivia, natural de León y licenciado en Administración de Empresas y Educación, ha ejercido su escolapio como director en Managua y Santo Domingo.
De momento las autoridades nicaragüenses no se han referido a esa denuncia, a la que generalmente no responden.
Van cinco sacerdotes en dos meses
A mediados de agosto pasado, las autoridades de Nicaragua prohibieron la entrada al país al sacerdote nicaragüense Eladio Sánchez, quien estudia en Italia y regresaba para asistir a los funerales de su hermano, Orlando Sánchez. Fue el tercer caso de ese mes.
Los otros dos sacerdotes son Tomás Sergio Zamora Calderón, párroco de la iglesia Nuestro Señor de los Milagros, de la diócesis de León y Chinandega, y William Mora, párroco de la iglesia Cristo Rey, de la diócesis de Siuna, que habían participado en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Portugal.
El pasado 9 de julio, la Dirección de Migración y Extranjería también negó el ingreso a Nicaragua al vicario de la parroquia San Francisco de Asís de Managua, padre Juan Carlos Sánchez.
Más de 80 religiosos han abandonado Nicaragua
Desde que estalló la crisis sociopolítica en abril de 2018 y hasta el 7 de junio pasado, el régimen de Nicaragua había obligado a 77 religiosos a abandonar el país, incluido al obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, y monjas extranjeras, según la investigadora.
De ellos, al menos 40 religiosos han sido expulsados, entre ellos el sacerdote panameño Donaciano Alarcón, a inicios de abril pasado.
Otros 17 religiosos se han marchado al exilio alegando razones de seguridad y a igual número las autoridades nicaragüenses les han prohibido la entrada al país. Y 8 han sido desterrados, declarados apátridas y «prófugos de la justicia» acusados de delitos considerados «traición a la patria».
Para Molina, la expulsión, destierro o exilio de religiosos es parte de la persecución contra la Iglesia católica nicaragüense.