En Nevada, unas 70.000 personas que llegaron al desierto Black Rock para participar del tradicional festival Burning Man permanecían atrapadas allí este lunes, tras un episodio de fuertes lluvias que durante el fin de semana convirtió la zona en un enorme lodazal.
Los organizadores del evento suspendieron oficialmente la prohibición de conducir en la tarde de este lunes e informaron que “las operaciones de éxodo han comenzado oficialmente en Black Rock City”, la ciudad improvisada que se construye anualmente para el evento.
Incluso antes de que se levantara oficialmente la medida, muchas personas comenzaron el viaje de regreso a casa. Imágenes que CNN tomó con drones mostraron lo que parecían ser cientos de vehículos grandes alineados y saliendo del lugar.
Las carreteras que entran y salen de Black Rock City se cerraron desde la noche del viernes y los organizadores del evento emitieron órdenes de refugio al día siguiente. A los asistentes se les pidió que conservaran alimentos, agua y combustible después de que el diluvio hiciera prácticamente imposible que los vehículos circularan por la superficie.
La zona remota en el noroeste de Nevada registró lluvias equivalentes a dos o tres meses (hasta 2 cm) en apenas 24 horas entre el viernes y el sábado por la mañana. Alrededor de 72.000 personas permanecen en el lugar, según una actualización que hicieron en la noche del domingo los organizadores de Burning Man.