Fuego, llamaradas, humo y gritos de auxilio y terror. Esto es lo que vivieron los vecinos de la ciudad de Crevedia, a unos 30 kilómetros al norte de Bucarest (Rumanía), cuando el pasado sábado una gasolinera acabó completamente destruida al producirse dos explosiones de gas que han dejado al menos dos muertos y otras 56 personas han resultado heridas.
La mayoría de los heridos son policías y bomberos que trabajaban en la extinción de un incendio causado por una primera explosión y que se vieron afectados por la deflagración de un camión cisterna aparcado en la estación.
Los afectados que se encuentran en estado grave han tenido que ser trasladados a otros países de la Unión Europea a través del mecanismo de protección civil comunitario, ya que Rumanía no cuenta con centros para tratar quemaduras graves. Seis personas, entre ellas cuatro bomberos, han sido ya evacuados a través de este servicio a Italia y Bélgica y está previsto que otros cinco pacientes vuelen a Austria y Alemania para ser atendidos por el equipo de sanitarios correspondiente.