Panamá insiste en que quiere parar la llegada de inmigrantes por la selva del Darién: este año ya han pasado más de 300,000 cuando en todo el año pasado fueron 250,000. Y para eso anunció una nueva campaña llamada ‘Darién es una jungla, no una carretera’.
«No me digan que no se puede cerrar la frontera», y agregó que «es posible, aunque se tomarían medidas», dijo Samira Gozaine, máxima funcionaria de inmigración de Panamá.
Las autoridades alegan que el desplazamiento masivo de migrantes a través del también llamado Tapón ha contaminado y dañado la selva, además de exponer a las personas a riesgos y abusos.
Por allí cruzan desde Sudamérica hasta Panamá principalmente venezolanos que buscan cruzar Centroamérica y México para llegar a la frontera sur de Estados Unidos.
Además, un número cada vez mayor de personas de otros lugares, incluidos África y Asia, viajan a Sudamérica para aprovechar también la brecha.
Panamá señala a Colombia por el fracaso en cerrar el Darién
Ya en junio habían hablado de la ‘Operación escudo’, por la que, junto a las autoridades colombianas, con la ayuda de helicópteros y patrullas donadas por EEUU, pusieron en marcha un intento de contener el flujo de personas por la región.
El gobierno panameño no oculta la frustración que sienten hacia las autoridades de la vecina Colombia y su aparente incapacidad para detener el flujo de personas y la falta de comunicación.
«A pesar de todos los esfuerzos, las reuniones con otros países involucrados no han logrado detener (el flujo de migrantes)», dijo en conferencia de prensa el ministro de Seguridad de Panamá, Juan Manuel Pino.
Operación Escudo, la estrategia para proteger a los migrantes de los traficantes en la selva del Darién
A principios de este mes, Gozaine dijo que ha habido una falta de intercambio de información y acción conjunta por parte de Colombia.