En dos meses Bernardo Arévalo pasó de ser casi un desconocido a ganar la presidencia de Guatemala con su promesa de emprender un combate frontal a la corrupción, un mal endémico en el país.
El sociólogo y diputado socialdemócrata de 64 años es hijo Juan José Arévalo (1945-1951); primer presidente democrático de Guatemala e impulsor de reformas sociales. El presidente electo promete seguir la senda de su padre con una fuerte agenda social y de cambios.
Vestido casi siempre de traje azul, con bigote y barba recortada, el líder del partido Semilla superó ampliamente a la ex primera dama Sandra Torres, que perdió su tercer balotaje a pesar de recibir apoyo del oficialismo, de varios partidos de derecha, de grandes empresarios y de pastores evangélicos.
“Hoy el pueblo guatemalteco sembró la Semilla de la esperanza democrática, con el gran triunfo de Bernardo Arévalo. Es un cambio institucional por la transparencia y la estabilidad, un mandato claro por la paz”, declaró a la AFP el rector de la Universidad para la Paz de Costa Rica, Francisco Rojas.
Arévalo debió superar una serie de obstáculos antes de saborear el triunfo por el empeño de la fiscalía por marginarlo del balotaje, pues es visto con aprensión por la élite política y empresarial que dirige el país, acusada de corrupción.
Sobre sus espaldas recae el legado de su padre, primer presidente democrático del país, tras décadas de dictaduras y 13 años del caudillo Jorge Ubico, un admirador de Hitler que sometió a trabajo forzado a los indígenas mayas.
“Llevamos años siendo víctimas, siendo presas, de políticos corruptos”, dijo al cerrar su campaña, ocasión en que evocó la “primavera” democrática de 1944 encabezada por su padre en Guatemala.
Guatemala “necesita honradez y decencia para hacer que venga el desarrollo”, indicó el 26 de junio, un día después de dar la sorpresa en la primera vuelta electoral.
Nació en 1958 en Montevideo, Uruguay, donde se había exiliado su padre después de que una rebelión militar orquestada por Estados Unidos derrocó a su sucesor, Jacobo Árbenz, en 1954.
De niño vivió además en Venezuela, México y Chile antes de llegar a Guatemala a los 15 años. Estudió sociología en Israel, fue vicecanciller en 1994-1995 y embajador en España entre 1995 y 1996, durante el gobierno del fallecido presidente Ramiro de León Carpio.
Después de votar, Arévalo compartió ante la prensa con su anciana madre, Margarita de León, quien raramente aparece en actividades públicas.
Sigue investigación
Árbenz fue el heredero del gobierno progresista de Arévalo. Durante la década de la “primavera democrática” (1944-1954), se creó el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, se dio autonomía a la estatal Universidad de San Carlos y las municipalidades, y se permitió votar a las mujeres y analfabetos.
Además, se construyó un puerto en el Caribe y otro en el Pacífico, una carretera para unir la capital con el Atlántico y competir con el ferrocarril de la poderosa United Fruit Company. La ruta, junto con una reforma agraria que afectaba los intereses de la empresa estadounidense, fueron los detonantes para truncar la primavera.
El escritor guatemalteco Luis Cardoza y Aragón (1904-1992), exiliado en México tras la caída de Árbenz, resumió la historia con la frase: “Diez años de primavera en el país de la eterna tiranía”, en alusión a que a Guatemala se le conoce como el país de la eterna primavera.
Siete décadas después, Washington salió en defensa del hijo de Juan José Arévalo ante las acciones de la fiscalía, que intentó inhabilitar a Semilla con el pretexto de irregularidades en su formación como partido en 2017.
La Corte Suprema guatemalteco zanjó esta controversia el viernes al dejar sin efecto la orden del juez, pero la fiscalía continuará la investigación.
“Recorro el mismo camino”
“Yo no soy mi padre, pero recorro el mismo camino”, dijo el candidato al cerrar su campaña.
“Su sueño y su legado siguen vigentes […], tengo el mismo anhelo de él y los revolucionarios de 1944”, agregó el flamante mandatario, quien quien es católico y está casado con la médica Lucrecia Peinado.
En un país fuertemente conservador y religioso, Arévalo descartó legalizar los matrimonios igualitarios o el aborto, que solo está permitido si hay riesgo para la madre, pero advirtió que no permitirá discriminación por motivos sexuales ni religiosos.
Debe asumir el poder el 14 de enero de 2024 en reemplazo del derechista Alejandro Giammattei, quien tiene 62% de rechazo entre la ciudadanía, según encuestas.