Las fuertes inundaciones provocadas la semana pasada por el tifón Doksuri en Filipinas no evitaron la boda de Paulo y Mae en el norte del archipiélago, que completó la ceremonia en una iglesia inundada hasta la altura de los tobillos y con la cola del velo nupcial flotando sobre las aguas estancadas.
Un vídeo difundido en las redes sociales muestra cómo los novios caminan hacia el altar junto a una dama de honor en la histórica iglesia de Barasoain, en Malolos (45 kilómetros al norte de Manila), con el calzado y los bajos de sus trajes sumergidos.
Los invitados, vestidos de gala, observan la escena o la filman con sus móviles con aparente normalidad, aunque algunos llevan chanclas de goma para evitar daños en el calzado.
La travesía por las aguas concluye cuando llegan ante el altar, donde suben un escalón que les devuelve a tierra firme mientras un invitado ayuda a la novia a recoger la cola empapada del traje y el resto observa la escena impasible desde los bancos de la iglesia.
Si bien el convite pasado por agua queda como anécdota del tifón, Doksuri ha dejado un rastro trágico en la isla de Luzón, donde hasta el momento hay un balance de 25 muertos, 20 desaparecidos y 52 heridos, según el Instituto Nacional de Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres.
Casi 2,4 millones de personas se han visto afectadas y 312.000 han sido forzosamente desplazadas de sus hogares.