Guayape está produciendo tomate a gran escala. Sin embargo, los préstamos y el mercado nacional tienen contra la espada y la pared a los productores que se sienten mal pagados por el fruto. Los préstamos no son accesibles dicen los campesinos.
Además de recibir poco dinero por los tomates olanchanos y pagar altos intereses en los bancos, los hombres y mujeres que viven de la tierra tienen que pagar caro por los insumos y preocuparse por los efectos del cambio climático como la sequía.
La mano de obra campesina es mal pagada. Los obreros trabajan seis horas diariamente. «En este rubro no hay ganancias», dijo un campesino. «El estado se debe dar cuenta que vivimos de la tierra».