Los talibanes continúan su acoso a la cultura en Afganistán. Decenas de instrumentos y equipos musicales fueron quemados en una hoguera en la provincia de Herat. El motivo de la quema: considerar que la música es inmoral.
«La promoción de la música conduce a la corrupción moral y la reproducción de música engaña a los jóvenes», dijo Aziz al-Rahman al-Muhajir, jefe del Ministerio para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio en la provincia de Herat.
Algunos de los objetos incendiados en Herat incluyeron una guitarra, un armonio, dos instrumentos de cuerda y unas tablas (un timbal parecido al bongo), así como amplificadores y altavoces. Muchos de los instrumentos habían sido incautados en espacios destinados a celebrar bodas en la ciudad.
Desde que asumieron el poder en agosto de 2021, las autoridades talibanes han impuesto continuamente leyes para hacer cumplir su visión austera del islam. Entre las distintas medidas, la prohibición de tocar música en público.
«Al pueblo de Afganistán se le ha negado la libertad artística… La quema de instrumentos musicales en Herat es solo un pequeño ejemplo del genocidio cultural que está teniendo lugar en Afganistán bajo el liderazgo de los talibanes», dijo Ahmad Sarmast, fundador del Instituto Nacional de Música de Afganistán, a la BBC.
El Gobierno de los talibanes informó el 19 de julio de la quema de otros instrumentos musicales que fueron confiscados los meses anteriores al considerar que iban en contra de la estricta interpretación de la ley islámica o sharía.
Las autoridades destruyeron aquellos equipos e instrumentos que «fueron utilizados para la promoción de la música y la degeneración», indicó en un comunicado el Ministerio de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio.
En otro comunicado separado, el ministerio insistió a la ciudadanía afgana a «no tocar música en las fiestas de bodas», así como evitar grandes gastos y tradiciones innecesarias en dichas ceremonias.
Instrumentos como el timbal, la guitarra o el rabab (similar al laúd), forman parte de la variedad de sonidos de música clásica que ambientaron bodas y programas musicales en Afganistán, hasta que se prohibieron con la llegada al poder de los talibanes.
Aunque la estricta interpretación de la ley islámica prohíbe la música en cualquier tipo de expresión, la mayoría de eruditos religiosos precisa que sólo debería vetarse la música que emplea poesía negativa o se considera que desvía a las personas hacia formas de pensar contrarias a la sharía.
Desde mediados de los 90 hasta 2001, durante el período en que los talibanes estuvieron en el poder en Afganistán, se prohibió la difusión de música en las reuniones sociales, la televisión y la radio.
