Decenas de miles de israelíes se manifestaron el sábado (22.07.2023) en Tel Aviv y cerca del parlamento en Jerusalén, en rechazo a una controvertida reforma judicial que enfrenta una votación crucial en los próximos días.
Esta reforma, impulsada por el gobierno de Benjamín Netanyahu, divide profundamente a Israel, que vive desde enero uno de los movimientos de protesta más largos de su historia.
Los manifestantes de Tel Aviv corearon lemas a favor de la democracia, en esta 29ª jornada consecutiva de movilización.
Según el gobierno, la reforma permitirá, entre otras cosas, reequilibrar los poderes, reduciendo las prerrogativas de la Corte Suprema, que el Ejecutivo considera politizadas, en beneficio del Parlamento.
Pero sus críticos creen que la reforma corre el riesgo de abrir el camino a una deriva antiliberal o autoritaria de un gobierno que es el más derechista de la historia de Israel, con figuras ultranacionalistas y ultrarreligiosas.
A partir del mediodía del domingo la Knéset (parlamento) debatirá sobre una medida de la reforma, destinada a anular la posibilidad de que el poder judicial decida sobre la «razonabilidad» de las decisiones del gobierno.
Esta cláusula se votará en segunda y tercera lectura. Si se aprueba, será el primer componente importante de la reforma judicial propuesta para convertirse en ley.
Para presionar a los diputados, miles de manifestantes se concentraron el sábado por la noche frente a la Knéset y a la Corte Suprema en Jerusalén, después de haber recorrido los aproximadamente 65 kilómetros entre Tel Aviv y la Ciudad Santa.
Otras medidas de la reforma están causando el descontento de los manifestantes, como la que modifica el proceso de nombramiento de jueces, ya adoptada por los diputados en primera lectura.
Los críticos de Netanyahu lo acusan de querer usar esa reforma con el objetivo de atenuar un eventual veredicto de culpabilidad en denuncias de corrupción en su contra.