Milicianos talibanes reprimieron este miércoles (19.07.2023) con disparos al aire y camiones lanza aguas una protesta donde decenas de mujeres reclamaban por la reciente orden del régimen de cerrar los salones de belleza femeninos, una decisión que destruyó una fuente de ingresos importante, además de cerrar uno de los pocos espacios donde se permitía a las mujeres trabajar.
En un país donde las manifestaciones son muy poco frecuentes por miedo a la represión de los fundamentalistas, las mujeres se congregaron en Kabul con pancartas y corearon lemas como «trabajo, comida, justicia”. «Las fuerzas de seguridad de los talibanes ejercieron violencia contra nosotras, abrieron fuego, nos echaron agua, golpearon a las niñas y se llevaron sus teléfonos», dijo una manifestante.
«No me quiten el pan y el agua», rezaba la pancarta de una de las manifestantes en Butcher Street, una calle de la capital donde se encuentran muchos salones de belleza. La protesta busca revertir la decisión, en un país donde las mujeres tampoco pueden trabajar para organizaciones internacionales, acceder a parques, jardines, gimnasios o baños públicos o viajar sin ir acompañadas de un familiar varón. También deben cubrirse integralmente al salir de casa.
Demasiado caros
La violencia contra las manifestantes fue criticada por la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA), que mostró su preocupación por el deterioro de la vida y la seguridad de las afganas desde la llegada al poder de los talibanes. «Los informes sobre la represión de una protesta pacífica de mujeres contra la prohibición de los salones de belleza, la última negación de los derechos de las mujeres en Afganistán, son profundamente preocupantes. Las afganas tienen derecho a expresar sus opiniones sin violencia», dijo la UNAMA en Twitter.
El Ministerio de Prevención del Vicio y Promoción de la Virtud justificó el cierre de los salones alegando que la gente se gasta en ellos unas sumas extravagantes para bodas, lo que consideraba una carga demasiado pesada para las familias pobres, y afirmando que algunos de los servicios que se ofrecían no cumplían la ley islámica. Los salones de belleza proliferaron en Kabul y las grandes ciudades afganas durante los 20 años de ocupación de las fuerzas estadounidenses y la OTAN.
La realidad que viven las afganas a día de hoy se asemeja cada vez más a la época del primer régimen de los talibanes, entre 1996 y 2001, cuando, de acuerdo con una rígida interpretación de la ley islámica y su estricto código social conocido como pastunwali, prohibieron la asistencia femenina a las escuelas y recluyeron a las mujeres en el hogar.