En una esquina de San Pedro Sula, los mariachis aguardan por su próximo cliente. Los artistas están de turno esperando una llamada para poder animar una fiesta.
Afortunadamente los músicos han seguido tocando pese a la pandemia. Ni siquiera el toque de queda les ha arruinado el negocio porque las serenatas son temprano.
Los mariachis callejeros siguen alegrando las fiestas y tocando con sentimiento.