Esta misión, bautizada Galactic 02, será el segundo vuelo comercial de la empresa estadounidense fundada por el multimillonario Richard Branson.
Si se incluyen los vuelos de prueba, será la séptima vez que la nave espacial viaja al espacio.
Keisha Schahaff, de 46 años, y su hija Anastatia Mayers, de 18, ganaron el billete en un sorteo tras participar en un acto de recaudación de fondos organizado por Virgin Galactic. No se reveló la cantidad que la madre donó, pero los donativos empezaban a 10 dólares.
Fue el propio Richard Branson quien comunicó la noticia a Keisha Schahaff acudiendo a su casa para entregarle el traje de astronauta.
«De niña, siempre me fascinó el espacio», declaró entonces Keisha Schahaff a la AFP. «Esta es una gran oportunidad de sentirme viva».
El tercer pasajero, Jon Goodwin, de 80 años, participó en los Juegos Olímpicos de 1972 y se convertirá en la segunda persona con la enfermedad de Parkinson en ir al espacio, pero no en la de más edad porque el récord lo batió William Shatner, con 90 años.
A bordo de la nave también viajarán Beth Moses, empleada de Virgin Galactic, y dos pilotos.
El vuelo dura alrededor de hora y media, pero los pasajeros sólo pasan unos minutos en el espacio.
Un avión despega primero de una pista de Nuevo México y a unos 15 km de altura deja caer la nave, que parece un gran jet privado.
A continuación enciende el motor y acelera verticalmente hasta alcanzar una altitud de más de 80 km, el límite del espacio según el ejército estadounidense. Acto seguido desciende planeando.
Menos de 700 personas han volado al espacio hasta la fecha, según Virgin Galactic, que ha prometido un vuelo espacial cada mes.
Alrededor de 800 clientes han comprado sus billetes, inicialmente por un precio de entre 200.000 y 250.000 dólares por pasajero que fue subiendo hasta los 450.000 dólares.
Virgin Galactic compite con la empresa del multimillonario Jeff Bezos, Blue Origin, que también ofrece vuelos suborbitales cortos.