Con cabeza más fría, el seleccionado y actual jugador del CF Montreal de la Major League Soccer (MLS), Romell Quioto, dejó a un lado la polémica y las críticas que recibió luego de verse envuelto en un escándalo en una cancha de Río Lindo, Cortés y mostró su lado más humano al compartir con los niños de la Casa hogar Bencaleth, en la capital.
El “Romántico”, llegó con cajas de pizza, refrescos, indumentaria deportiva, regalos y mucha diversión a dicha institución sin fines de lucro que se encarga de apoyar y sustentar a niños y jóvenes en estado de orfandad que sufren diversas discapacidades, como la distrofia muscular, parálisis cerebral, microcefalia, ceguera, entre otras.
Fue tan ameno el momento que el delantero compartió con los niños, que terminó reflexionando en cuanto a sus acciones; y es que Quioto no solo fue abucheado por las personas que estaban en el recinto deportivo el pasado fin de semana, sino que su furia la desquitó por medio de sus redes sociales, en las que llamó “tercermundistas” a los habitantes de la aldea de Río Lindo del departamento de Cortés y eso lo ha sentenciado por cientos de hondureños, que se encuentran indignados por sus acciones extra futbolísticas.
“Me cuesta controlarme, tengo que seguir trabajando en eso, ha sido bastante difícil para mí. Tal vez yo no tuve que haber puesto mensajes como esos, tal vez debí quedarme callado porque a veces uno se lleva de encuentro a otras personas al escribir esos textos. Nada más toca seguir adelante. Mucha gente me ha escrito que no todos son así, hubo otras personas que me trataron bien”, reflexionó el capitán de la Bicolor.
Agregando que: “al pasar ese tipo de cosas la calentura no te deja pensar. Hoy ya es otro día y estoy más tranquilo”, mencionó.
Por su parte, Romell lamentó su reacción en redes sociales y manifestó que algunas personas le hicieron ver la realidad y le aconsejaron alejarse de las polémicas.: “incluso tengo amigos que me regañaron y dijeron que si les hubiera consultado me hubiesen dicho que no escribiera eso. Pero bueno, el ayer es ayer, ya solo toca seguir adelante. Cuando uno comete errores hay que aceptarlo”, expresó.
No obstante, el legionario pasó la página y se sintió muy contento de estar compartiendo con los pequeños de la casa hogar, donde conoció sus casos y aportó su granito de arena.
“Se me dio la oportunidad de venir a compartir un rato con los niños, algo que tenía previsto desde el mes pasado. Es lindo que a pesar de su situación ellos se alegran cuando me miran, son cosas que te tocan el corazón”, indicó.
Y siguió: “Estas son las cosas a las que hay que darle importancia. Sé que hay gente que lo aprecia a uno, mientras Dios me dé la oportunidad no será ni la primera o última vez que los visite”, cerró el volante.