«La humildad y la sencillez son un don de Dios» indicó Monseñor José Vicente Nácher en la homilía dominical celebrada en la Catedral San Miguel Arcángel de la capital donde los feligreses recibieron un mensaje de fe que los invita a seguir el camino del bien y la transparencia.
«La humildad y la sencillez. No se alcanzan por méritos, son un don de Dios. Son una descripción del corazón de Dios», señaló Nácher.
Para monseñor, la soberbia mantiene engañadas a las personas que viven gobernadas por un falso yo. «La humildad derrota a nuestro falso yo. Cuando somos realistas no dejamos que nuestra soberbia nos engañe. La humildad nos protege de nosotros mismos, la transparencia no esconde nada, vence la ambición. Nuestra vocación consiste en contemplar el corazón de Dios».