El youtuber Alan Estrada ha tenido este jueves que organizar una conferencia de prensa para responder sobre unos videos que empezó a hacer hace dos años. El actor fue el primer mexicano que viajó a bordo del sumergible Titan, de la empresa OceanGate, ahora perdido en el Atlántico norte con cinco personas a bordo. Estrada tiene un canal de YouTube, llamado Alan por el mundo, y un blog sobre viajes, y en julio de 2021 trató de embarcarse en la expedición para visitar los restos del Titanic, sumergidos a 3.800 metros de profundidad, a 600 kilómetros al sur de Canadá. Sin embargo, los sistemas del Titan fallaron y la operación tuvo que cancelarse. La repitió, esta vez con éxito, un año más tarde. Ahora confirma que fue “un viaje espectacular” aunque no lo repetiría: “Yo era consciente de que estaba arriesgando mi vida, sabía lo que podía pasar”.
A Estrada, de 42 años, le empezaron el lunes a entrar decenas de llamadas en cuanto se conoció la noticia: se había perdido el contacto con un submarino privado que viajaba a visitar los restos del famoso transatlántico, hundido en 1912. La búsqueda era urgente, el sumergible tenía una reserva de oxígeno de solo 96 horas. El reloj jugaba en contra. Dos días más tarde, Estrada relata los detalles de la expedición en la que participó.
Para empezar, reconoce, es “muy costosa”. Él buscó patrocinadores para pagar los 150.000 dólares que se requería para el viaje. Ahora, vale todavía más: 250.000 dólares (unos 230.000 euros). “Conforme las expediciones fueron exitosas han aumentado el precio, porque al principio básicamente era ‘vamos a ver si esto sucede”, explica el youtuber. “Es un precio exagerado, pero reconozco la inversión que requiere crear un sumergible así y estar semanas en alta mar”, opina.
Antes de subirse al Titan, el primer sumergible de fibra de carbono capaz de llegar hasta los 4.000 metros de profundidad, hay que firmar varias hojas de documentos, “que explican exactamente todos los riesgos” que se corren, “incluso el perder la vida, por supuesto”: “Sabíamos que esto es una expedición increíblemente riesgosa, sabíamos que no estamos yendo a un parque de diversiones”, relata Estrada, que en varios momentos de la conferencia insiste en que los que se suben al Titan son adultos conscientes de en qué tipo de aventura se están embarcando. “Una de las cláusulas, por ejemplo, es no padecer claustrofobia”.
Una vez dentro del sumergible, si todo sale bien, se tardan unas dos horas en bajar a los 3.800 metros, durante cuatro horas se recorren los restos del Titanic y el fondo del océano, y otras dos se utilizan para subir a la superficie. Así ocurrió en la expedición de Estrada: “Fue una de las más exitosas. La anterior a la nuestra, en cambio, había durado 27 horas porque habían tenido problemas para recuperar el sumergible”.
Dentro, el Titan es como un tubo vacío, de 6,7 metros de largo y 2,8 de ancho, en el que no hay asientos, ni se puede estar de pie. Tampoco hay baño, sino que hay una caja en caso de emergencia, según explica Estrada. Está pensado para hacer un viaje corto, aunque Estrada cree que cuenta con lo necesario para mantener con vida a los tripulantes durante 96 horas si “el sumergible está intacto”.
Caben cinco personas, que suelen ser piloto y copiloto, y tres civiles, a los que llaman “especialistas de misión”. Estrada completó su expedición con uno de los hombres que ahora está desaparecido, el explorador francés Paul Henri Nargeolet: “Él era el copiloto, pero cuando llegamos al barco fue él quien piloteaba el sumergible porque conoce perfectamente el naufragio. Ha bajado casi 40 veces a los restos del Titanic. Es una de las personas con quien más confianza da bajar. Pero si escuchas sus testimonios, cuenta que siempre hay un riesgo y siempre hay complicaciones. En alguna de sus inmersiones —él bajó también en sumergibles franceses— tuvieron que apagar hasta incendios internos”.
Estrada también conoce bien al CEO de OceanGate, Stockton Rush, otro de los tripulantes ahora desaparecidos. “Stockton es una persona muy positiva, él diseñó el Titan, es su sueño, es su misión. Yo espero que estén dentro de todo solo esperando a ser rescatados”, señala el actor mexicano. Las otras tres personas dentro del sumergible son el empresario británico Hamish Harding, un aventurero que tiene tres récords Guinness, y Shahzada Dawood, empresario británico de origen paquistaní, y su hijo Suleman.
El lunes se cortó la comunicación con el Titan cuando este llevaba apenas una hora y 45 minutos de expedición. Según los cálculos de Estrada, estaba todavía bajando. Durante los primeros metros, la comunicación es por radio, después cuando se pierde la señal es con mensajes. Es parte del protocolo que si durante una hora no se logra comunicación, el sumergible debe regresar a la superficie. Con base en esa información, el youtuber cree que hay una posibilidad de que el submarino ascendiera y esté ahora en el océano esperando a ser rescatado. Porque, otra de las complicaciones fundamentales, es que el Titan no se puede abrir desde dentro, solo desde fuera.
En el peor escenario, apunta Estrada, el sumergible se ha quedado atrapado con algo: “Si se queda atorado no tiene sistemas, no puede agarrar objetos, no tiene esa tecnología. Se necesitaría otro sumergible que los encontrara”. Todo esto, dice el actor, es algo que el tripulante conoce: “Sabíamos que era un sumergible experimental». Por ejemplo, en su primer intento de expedición en 2021, se tuvo que cancelar la travesía porque el sistema de lastres —el mecanismo con el que el submarino desciende y asciende— se quedó atascado. “Titan podía bajar, pero ya no podía subir porque el sistema de arrojo del lastre se atascó. Había un sistema de emergencia en el que el sumergible arroja todo el mecanismo, no solo los lastres, para que Titan subiera, y eso fue lo que sucedió”.
OceanGate ofreció a Estrada una expedición, a cambio, el 2 de julio de 2022. “Al año siguiente la empresa había cambiado el sistema de lastres, ya no eran tubos, sino una especie de costales con los pesos. Además, cuenta con otros mecanismos de emergencia, como una bolsa de aire que se activa de manera interna y se infla de manera externa, para que Titan pueda flotar y subir a la superficie”, describe. “A mí me parecieron serios los protocolos de seguridad, me sentía en el lanzamiento de un cohete, con cada parada del sumergible, ya sea en la plataforma de lanzamiento, en el agua, y antes de sumergirnos, se detenía todo el equipo, se revisaban todos los sistemas”.