Pekín se ha convertido en una gran pasarela para los grandes directores ejecutivos de Estados Unidos. El primero en pisar la capital del gigante asiático, en marzo, fue Tim Cook de Apple. Un par de meses después lo hizo Elon Musk de Tesla. Ambos fueron agasajados por las autoridades chinas. Incluso se reunieron con el segundo hombre fuerte del Gobierno, el primer ministro Li Oiang. Pero ninguno de ellos logró lo que ha conseguido Bill Gates en las últimas horas: un cara a cara con el mandamás de la segunda potencia mundial.
El presidente Xi Jinping, un día después de cumplir 70 años, abrió las puertas de su casa al multimillonario cofundador de Microsoft, quien estaba de visita en Pekín por primera vez desde 2019. Ha sido la primera reunión del líder chino con un gran empresario extranjero en más de tres años.
«Usted es el primer amigo estadounidense con el que me he reunido en Pekín este año. A medida que el mundo está saliendo del Covid, la gente debería moverse más, comunicarse más y mejorar su comprensión mutua», soltó Xi nada más saludar a Gates según han compartido los medios oficiales chinos.
Un mensaje que parece más un dardo dirigido a Washington en medio de las tormentosas relaciones que atraviesan las dos potencias mundiales. «La base de las relaciones entre China y EEUU radica en los lazos entre pueblos. Siempre hemos puesto nuestras esperanzas en el pueblo estadounidense, con la confianza en mantener una amistad duradera», remarcó Xi.
Además de estos comentarios iniciales del presidente chino, la charla sorteó cualquier tema delicado en torno a la actual guerra tecnológica entre Estados Unidos y China, y se centró en el creciente papel que puede desempeñar el país asiático para responder a los desafíos globales más apremiantes, como el cambio climático.
Gates arrancó de Xi el compromiso para que Pekín aumente su «amplia cooperación en innovación tecnológica con países de todo el mundo», así como reforzar la cooperación con la Fundación Bill y Melinda Gates.
El estadounidense aterrizó el miércoles por la noche en Pekín. Desde 1994, Gates, de 67 años, ha visitado China un total de 18 veces. Nada más llegar publicó un mensaje en su cuenta de Weibo, el Twitter chino: «Resolver problemas como el cambio climático, la inequidad en la salud y la inseguridad alimentaria requiere innovación. Desde el desarrollo de medicamentos contra la malaria hasta la inversión en adaptación climática, China tiene mucha experiencia en eso. Necesitamos desbloquear ese tipo de progreso para más personas en todo el mundo».
Un día antes de la reunión con el líder chino, Gates dio un discurso en un instituto de investigación médica. Allí reveló que su fundación financiaría con 50 millones de dólares un proyecto conjunto con el Gobierno chino para la investigación de enfermedades y fármacos. «China ha logrado avances significativos en la reducción de la pobreza y la mejora de los resultados de salud», dijo Gates.
«En la década de 1950, China tenía al menos 30 millones de casos de malaria y más de 300.000 muertes por malaria cada año. Pero para 2021, la Organización Mundial de la Salud certificó que estaba libre de malaria. Ahora, los científicos chinos están construyendo sobre este legado el desarrollo de soluciones de próxima generación para ayudar a erradicar la malaria en todo el mundo», continuó.
«China tiene una experiencia invaluable para compartir sus propios éxitos en salud, agricultura, nutrición y reducción de la pobreza. Tengo la esperanza de que este país puede desempeñar un papel aún más importante para abordar los desafíos actuales, en particular los que enfrentan los países africanos».
