Un velo de misterio rodea la muerte del policía penitenciario Gaeri Esaú Aceituno Cáceres, quien estaba asignado a la Penitenciaría Nacional ubicada en el Valle de Támara, Francisco Morazán.
Parientes del ahora occiso se pusieron en comunicación con HCH para dar a conocer el calvario que vive la familia Aceituno en la aldea Gauliqueme del Valle de Jamastrán, departamento de El Paraíso, de donde era originario el agente.
Según dolientes, Gaeri Esaú Aceituno Cáceres ingresó a la Policía Nacional en el año 2012, por lo que tenía 11 años de pertenecer a la institución que lo había asignado a los centros penitenciarios en diferentes zonas del país, destacándose por ser un hombre recto y agente intachable.
En el periodo previo a su fallecimiento estaba asignado a la Penitenciaría Nacional en Támara y según sus parientes, él les había comentado que era víctima de presiones, incluso de sus mismos compañeros, ya que él no se prestaba a ser extorsionado por las mafias que funcionan en las cárceles.
“De repente, él (Gaeri Esaú) comenzó a sentirse mal del estómago y eso le pasaba siempre que comía, fue dos veces al Seguro Social pero los doctores no le encontraban nada en los exámenes, aunque cada vez se ponía peor”, relató a HCH uno de sus parientes que pidió permanecer en el anonimato.
Habría sido envenenado a través de la comida
La familia presume que el agente Aceituno fue envenenado poco a poco a través de sus alimentos con una toxina que no puede ser detectada en la sangre.
“Después de unos días que estuvo mal del estómago, se presentó a trabajar y justo después de almorzar comenzó a vomitar sangre por lo que lo trasladaron de emergencia al Seguro Social de Tegucigalpa”, agregó la doliente.
Los exámenes arrojaron daños en varios órganos internos especialmente el hígado y riñones, luego se le inflamó el cerebro y Gaeri Esaú cayó en estado de coma.
La familia asegura que nunca recibieron un diagnostico médico sobre el origen de la gravedad del agente, quien siempre fue un hombre sano.
Relataron que los médicos enviaron a realizar pruebas al extranjero, pero que, hasta el momento, ellos no han recibido los resultados.
Tras casi dos semanas en estado de coma, el policía penitenciario Gaeri Esaú Aceituno Cáceres falleció ayer martes en el Seguro Social de Tegucigalpa.
Ante la noticia de la muerte de su hijo, el padre del agente sufrió un ataque al corazón y se encuentra en estado grave.
Este día, Gaeri Esaú Aceituno Cáceres será enterrado en su natal Gualiqueme, Valle de Jamastrán, dejando dos hijos de pan en mano y una familia desconsolada que clama a las autoridades por el esclarecimiento de la muerte de un hombre que brindó los mejores años de su vida a la Policía Nacional.