El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció que la Alianza ha decidido reforzar su misión de paz en Kosovo, conocida como KFOR, con el despliegue de 700 soldados adicionales.
Este anuncio se produce después de que treinta militares de ese operativo resultaran heridos tras intervenir para contener las violentas protestas de los serbios del norte de Kosovo, que se niegan a aceptar la autoridad de los nuevos alcaldes de cuatro municipios donde son mayoría.
«Hemos decidido desplegar 700 soldados más de las Fuerzas de Reserva Operativa para los Balcanes Occidentales», declaró Stoltenberg en una rueda de prensa junto al primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, en Oslo. Añadió que también se ha puesto otro batallón de fuerzas de reserva en alerta «de modo que puedan ser desplegadas si es necesario».
«Estos son pasos prudentes para garantizar que la misión KFOR tiene las fuerzas y capacidades que necesita para cumplir con su mandato», aseveró el político. Señaló que la violencia «hace retroceder a Kosovo y a toda la región, y pone en riesgo las aspiraciones euroatlánticas».
Agregó que tanto Serbia como Kosovo deben dar «pasos concretos para desescalar la situación, abstenerse de llevar a cabo más conductas irresponsables e implicarse en el diálogo facilitado por la Unión Europea, que es el único camino para una paz duradera».
Como ya hizo la OTAN el lunes, Stoltenberg reiteró la condena de la Alianza a los ataques contra los militares de su misión de mantenimiento de la paz en Kosovo. «Condenamos firmemente los ataques no provocados contra soldados de la misión KFOR en el norte de Kosovo, que dejaron heridos a treinta militares encargados de mantener la paz. Tales ataques son inaceptables y deben parar», constató.