Las autoridades rusas impusieron este lunes el régimen antiterrorista en la región de Belgorod, limítrofe con Ucrania, después de la presunta incursión de un grupo de saboteadores enemigos, de la que se desvinculó Kiev. Además, la administración local ordenó la evacuación de todos los civiles.
La medida incluye restricciones provisionales con el fin de garantizar la seguridad de los ciudadanos de la región, según explicó en Telegram su gobernador, Viacheslav Gladkov. Entre otras medidas, se suspenderán las actividades industriales que requieran el uso de explosivos y sustancias radiactivas, químicas y biológicas, precisó.
Además, este régimen otorga poderes a las fuerzas del orden, permitiendo la aplicación de medidas como el refuerzo de los controles de identidad, de los vehículos y de las comunicaciones, así como mayor facilidad para llevar a cabo intervenciones “antiterroristas”.
“En el territorio del distrito de Graivoron entró un grupo de saboteadores de las Fuerzas Armadas de Ucrania. La Fuerzas Armadas de Rusia junto con la Guardia Fronteriza y el FSB (antiguo KGB) adoptan las medidas necesaria para liquidar al enemigo”, aseguró.
Con anterioridad, Gladkov había informado de que una mujer y un hombre residentes en la aldea Glótovo, también en el distrito de Graivoron, resultaron heridos a consecuencia de la explosión de una mina y tuvieron que ser hospitalizados.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, indicó que el presidente ruso, Vladimir Putin, fue informado de la incursión enemiga. “Entendemos perfectamente que el objetivo de estas acciones de sabotaje es distraer la atención del frente de Bajmut y minimizar el efecto político de la pérdida de Artiómovsk (nombre ruso de Bajmut) por parte ucraniana”, dijo Peskov, citado por la agencia oficial rusa TASS.
Un representante del Directorio de Inteligencia Militar de Ucrania aseguró a la prensa que detrás de esos ataques están dos grupos de voluntarios rusos que combaten contra el Kremlin: Cuerpo de Voluntarios Rusos y Legión Libertad para Rusia.
El objetivo principal de esas incursiones sería crear una “zona de seguridad” que proteja a los civiles ucranianos de los bombardeos rusos.
Uno de esos grupos de voluntarios pidió a la población de Belgorod y de otras regiones rusas fronterizas con Ucrania que “permanezcan en sus casas, no presenten resistencia y no se asusten”.