Cuando hay un motor de vida como lo son los hijos para una buena madre, no hay poder humano que detenga las ganas de trabajar. Ir por lo suyo sin importar el qué dirán, con la mente en la meta que es darle a sus hijos la mejor vida.
Ese es el caso de Angélica Castañeda en Gracias, Lempira quien testifica que trabaja como ayudante de albañil porque siente que gana más dinero que el que ganaría con un trabajo en casa por ejemplo.
Y no es dicho trabajo no lo puedan hacer las mujeres, lo que ocurre es que es más común en hombres porque debe emplearse la fuerza física y ellos llevan ventaja en eso. Pero Angélica cuenta que sus compañeros son bastante considerados con ella y que hace las tareas menos pesadas en una construcción.