Carlos III ha sido coronado este sábado como rey del Reino Unido en una solemne e histórica ceremonia celebrada en la Abadía de Westminster, en el corazón de la capital británica. El monarca ha asumido el reinado en la silla de coronación tras la unción privada del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en la culminación de un acto que ha contado con la presencia de más de 2.000 invitados, entre ellos decenas de dignatarios internacionales, del pleno del Gobierno y la oposición británicos, además de artistas y personalidades de la cultura británica e internacional.
De este modo, Carlos III de Inglaterra, de 74 años, ha ostentado por primera y última vez en su vida la corona de San Eduardo, hecha en el siglo XVII para Carlos II, y sucede así a su madre, Isabel II, la monarca más longeva en más de 1.000 años.
La ceremonia de coronación de Carlos III, este sábado en la Abadía de Westminster, ha sido todo un evento histórico con más de 1.000 años de antigüedad y cargado de simbolismo en todos y cada uno de sus detalles, desde la ubicación del monarca hasta los rituales que en él se han llevado a cabo.
La casa real británica ha publicado en Twitter un vídeo del momento en el que Carlos III era coronado rey al llevar, por primera y última vez en su vida, la corona de San Eduardo.
Los reyes Carlos III y Camila encabezaron el cortejo de coronación en otra carroza dorada, distinta a la que se vio cuando se trasladaron hasta la abadía. De este modo, han realizado cerca de 2,3 kilómetros de recorrido de vuelta hasta el Palacio de Buckingham, un trayecto que ha estado atestado de ciudadanos y bajo estrictas medidas de seguridad.
En el momento más importante de este acto protocolario, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, colocó sobre la cabeza de Carlos III la suntuosa corona de San Eduardo, del siglo XVII.
Tras colocarle la corona, el arzobispo gritó a la congregación “Dios salve al Rey”, tras lo cual se escucharon trompetas.
Sentado en la silla de roble de San Eduardo, considerado el mueble más antiguo del Reino Unido y colocado sobre un piso de mosaico medieval, Carlos III fue coronado tras recibir las distintas insignias reales, que simbolizan las responsabilidades como el jefe de Estado británico hasta el día de su muerte.
Al rey se le entregó el orbe del soberano, que simboliza el mundo; el cetro con cruz, que representa el mundo cristiano; y el cetro de la paloma, símbolo del papel espiritual del monarca.
El rey Carlos III se arrodilló ante el altar y ofreció una oración: “Dios de compasión y misericordia, cuyo Hijo no fue enviado para ser servido sino para servir, dame la gracia de que pueda encontrar en tu servicio la perfecta libertad, y en esa libertad el conocimiento de tu verdad”, expresó.
El rey Carlos III y la reina Camila partieron del Palacio de Buckingham en el carruaje estatal Diamond Jubilee para una procesión por el centro de Londres hasta su coronación en la Abadía de Westminster.