Un hondureño originario del departamento de Santa Bárbara viajó hace 3 años, seis meses a tierras europeas para cumplir sus sueños, exactamente trabaja en la ciudad madrileña de un trabajo no tan común para los hombres.
Este catracho, Jorge de 33 años, dejó atrás los prejuicios y se dedica a cuidar a un “abuelito”, un trabajo estigmatizado solo para mujeres, pero ante la falta de oportunidades en su propio país, este hondureño hace esta labor con toda la amabilidad, pasión y amor en esa nación europea.
«Me imaginé que aquí en España iba a trabajar en albañilería y mudanzas, pero hace tres años cuido al abuelo Julián, y hay mucha responsabilidad con su medicamento y comida, pero disfruto lo que hago porque mi familia depende de mí», dijo el catracho.