Algunas historias tienen un final triste, otras tienen un final feliz y otras tienen un final inquietante. Al igual que en Florida, Estados Unidos, dos niñas desaparecieron sin dejar rastro, no sin antes robar el auto del padre de una de ellas.
Una de ellas, de 12 años, cometió el hurto y después de hacerlo pasó a recoger a su amiga -otra menor de 14 años. Juntas emprenden un camino con el objetivo definido de conocer a un hombre con el que habían estado en contacto a través de Internet. Recorrieron unas 400 millas. Cuando comenzaron su aventura, los padres angustiados informaron a las autoridades de la desaparición de las niñas.
El caso fue ampliamente difundido por los medios de comunicación, los nombres y las fotos de las niñas aparecían constantemente en la televisión. Se emitieron alertas con el Centro Nacional para Niños. Justo cuando se transmitía por televisión la alerta de niños desaparecidos, los menores ingresaron a una gasolinera en Bayou La Battle, Alabama, donde vieron sus rostros y nombres y se entregaron a las autoridades y contaron lo sucedido.
Aunque el caso tuvo un final feliz, la situación era alarmante para la Oficina Federal de Investigaciones de EE. UU., razón por la cual comenzaron a investigar quién era la persona a la que contactaron en línea, pudiendo tratarse de un depredador sexual.