La posibilidad de que exista vida en otros planetas es una de las incógnitas que tiene la humanidad desde hace décadas por eso es común ver películas, libros y teorías sobre la existencia de civilizaciones en otros planetas muy lejanos.
Es por esa razón, que el reciente descubrimiento de un planeta fuera de nuestro sistema solar está causando revuelo debido a lo particular de sus condiciones.
Catalogado como VHS 1256 b, el planeta está a unos 40 años luz de distancia y su órbita gira alrededor de no una, sino dos estrellas durante un período de 10.000 años.
“VHS 1256 b está unas cuatro veces más lejos de sus estrellas que Plutón de nuestro Sol, lo que lo convierte en un excelente objetivo para Webb”, dijo el investigador Brittany Miles.
“Eso significa que la luz del planeta no se mezcla con la luz de sus estrellas”. Más arriba en su atmósfera, donde las nubes de silicato se agitan, las temperaturas alcanzan unos abrasadores 830 grados Celsius (1.500 grados Fahrenheit).
Los investigadores que observan el espacio con el telescopio espacial James Webb de la NASA han identificado características de nubes de silicato en la atmósfera de un planeta lejano.
La atmósfera está en constante ascenso, mezclándose y moviéndose durante su día de 22 horas, llevando el material más caliente hacia arriba y empujando el material más frío hacia abajo.
Los cambios resultantes en el brillo son tan dramáticos que es el objeto de masa planetaria más variable que se haya conocido hasta la fecha. El equipo, dirigido por Brittany Miles de la Universidad de Arizona, también realizó detecciones extraordinariamente claras de agua, metano y monóxido de carbono con los datos de Webb, y encontró evidencia de dióxido de carbono.
Este es el mayor número de moléculas que se hayan identificado a la vez en un planeta fuera de nuestro sistema solar.
Dentro de esas nubes, Webb detectó granos de polvo de silicato más grandes y más pequeños, que se muestran en un espectro. “Los granos de silicato más finos en su atmósfera podrían parecerse más a pequeñas partículas de humo”, señaló la coautora Beth Biller, de la Universidad de Edimburgo en Escocia. “Los granos más grandes podrían ser más parecidos a partículas de arena muy calientes y muy pequeñas”.