En su mensaje de Pascua este Domingo de Resurrección, el Papa Francisco recordó a “las comunidades cristianas que hoy celebran la Pascua en circunstancias particulares, como en Nicaragua y en Eritrea” y pidió por “todos aquellos a quienes se les impide profesar libre y públicamente su fe”.
Al comienzo de su discurso, el Papa recordó que Pascua significa “paso”, “porque en Jesús se realizó el paso decisivo de la humanidad: de la muerte a la vida, del pecado a la gracia, del miedo a la confianza, de la desolación a la comunión”.
A continuación, el Santo Padre felicitó la Pascua a todos los fieles y aseguró que “Jesús, el Viviente, está con nosotros para siempre”.
Asimismo, señaló que “Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado, como se proclama en las Iglesias de Oriente”.
“Ese verdaderamente nos dice que la esperanza no es una ilusión, ¡es verdad! Y que, a partir de la Pascua, el camino de la humanidad, marcado por la esperanza, avanza veloz”, explicó.
Tomando como referencia esta “prisa y alegría” que sintieron aquellos quienes se encontraron con el Señor Resucitado, invitó también a los fieles a “apresurarse” y a “crecer en un camino de confianza recíproca: confianza entre las personas, entre los pueblos y las naciones”.
“Apresurémonos a recorrer senderos de paz y de fraternidad. Alegrémonos por los signos concretos de esperanza que nos llegan de tantos países, empezando de aquellos que ofrecen asistencia y acogida a quienes huyen de la guerra y de la pobreza”, pidió a continuación.
Más tarde, oró por todos los países que se encuentran en guerra. En concreto, por el amado pueblo ucraniano “en el camino hacia la paz e infunde la luz pascual sobre el pueblo ruso”.
“Conforta a los heridos y a cuantos han perdido a sus seres queridos a causa de la guerra, y haz que los prisioneros puedan volver sanos y salvos con sus familias”.
Asimismo, el Papa pidió por los afectados en el terremoto de Turquía y Siria, así como por el fin de los conflictos en Tierra Santa.
Además, recordó las guerras en el Líbano, Túnez, Haití y también pidió al Señor consolidar “los procesos de paz y reconciliación emprendidos en Etiopía y en Sudán del Sur, y haz que cese la violencia en la República Democrática del Congo”.
En esta línea, pidió por “las comunidades cristianas que hoy celebran la Pascua en circunstancias particulares, como en Nicaragua y en Eritrea, y acuérdate de todos aquellos a quienes se les impide profesar libre y públicamente su fe”.
“Concede consuelo a las víctimas del terrorismo internacional, especialmente en Burkina Faso, Malí, Mozambique y Nigeria”.
Por último, rezó por los refugiados, los deportados, los prisioneros políticos y por los migrantes, “especialmente a los más vulnerables, así como a todos aquellos que sufren a causa del hambre, la pobreza y los nefastos efectos del narcotráfico, la trata de personas y toda forma de esclavitud”.
“Creemos en Ti, Señor Jesús, creemos que contigo la esperanza renace y el camino sigue. Tú, Señor de la vida, aliéntanos en nuestro caminar y repítenos, como a los discípulos la tarde de Pascua: ‘¡La paz esté con ustedes!’”, concluyó el Papa en este Domingo de Resurrección.