Este jueves ha arrancado el undécimo día protestas y movilizaciones en varias ciudades de Francia, después de que los sindicatos pidieran continuar con ellas tras el «desaire» del Gobierno en las últimas negociaciones con los sindicatos por la reforma de las pensiones.
Las manifestaciones han partido de varias ciudades, principalmente París, Nantes, Rennes, Marsella o Lorient. Los convocantes estiman que hasta 800.000 personas de todo el país podrían participar en unas protestas para las cuales el Ministerio del Interior ha desplegado a más de 11.000 policías y gendarmes.
La nueva secretaria general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Sophie Binet, ha encabezado una de las marchas en París, desde la cual ha lamentado la postura de la primera ministra, Elisabeth Borne, en la reunión del miércoles. «Viven en una realidad paralela. La reunión de ayer fue un desaire», ha dicho.
«Hay una crisis social y democrática. El gobierno está bunkerizado, no entienden lo que está pasando en el país», ha manifestado Binet, quien ha defendido que «no existe otra salida más que la de retirar esta reforma», informa ‘Le Parisien’.
«Lo que esperamos de esta undécima jornada es mostrar y confirmar la determinación de los trabajadores para lograr la retirada de esta reforma y demostrar que pase lo que pase, la movilización seguirá de una u otra forma, no podemos pasar página hasta que no se retire la reforma», ha enfatizado.
A lo largo de este jueves se han registrado varios incidentes, algunos destrozos de mobiliario urbano, escaparates y entidades bancarias, que ha motivado la respuesta de la Policía, por ejemplo, en Nantes, donde han lanzado gases lacrimógenos contra los manifestantes, al igual que en Lyon.
Algunas de las principales universidades han visto bloqueados sus accesos, y más de un centenar de colegios han cerrado sus puertas, mientras que el 8 por ciento de los docentes se han sumado a la huelga, el Ministerio de Educación.
Por su parte, grupos de trabajadores han ocupado también las sedes y las instalaciones de algunas empresas y multinacionales, pero sin mayores incidentes, como la de la inversora estadounidense Black Rock, en París, por parte de los ferroviarios en su camino a la Asamblea Nacional donde continuarán las protestas.