En diciembre de 2011, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el 21 de marzo Día Mundial del Síndrome de Down. Con esta celebración, la ONU quiere generar una mayor conciencia pública sobre la cuestión y recordar la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus comunidades. Asimismo, quiere resaltar la importancia de su autonomía e independencia individual, en particular la libertad de tomar sus propias decisiones.
Melissa Andrade, es una madre que reside en una colonia de la capital, como toda madre estaba ansiosa dar a luz para conocer «el amor de su vida», pero fue notificada por los médicos que la atendían que no le podían mostrar su hija ni dar de alta porque sospechaban que su pequeña había nacido con Síndrome de Down, algo que en ese momento le preocupó.
“Yo me di cuenta que mi hija tenía síndrome de down hasta que nació, los médicos me dijeron que sospechaban que mi hija tenía este síndrome, yo me preocupé, pero yo le dedico todo mi tiempo para que reciba terapias y sea alguien importante en la sociedad», dijo esta madre.
Isaí Díaz Andrade, la hija de Melissa, nació con esta discapacidad intelectual, pero hoy en día rompe toda barrera o limite que la vida le puso, ella recibe clases, terapias y realiza actividades como lo hace cualquier persona, pues esta «prueba» solo le sirve tanto a Melisa como a Isaí demostrar lo poderosas que son.
“Es un síndrome muy difícil, no todas las personas aceptan a una persona con este síndrome, es complicado tocar puertas porque en muchos lugares se cierran, para mí y mi hija ha sido difícil porque nos han cerrado las puertas, pero yo quiero que mi hija sea reconocida en nuestra sociedad”, contó Melissa.
El síndrome de Down es una alteración genética causada por la existencia de material genético extra en el cromosoma 21 que se traduce en discapacidad intelectual.