La primera chispa artística que iluminó la mente de Michelle Yeoh no fue la actuación, sino la danza. De niña, la nacida en Malasia se enamoró del ballet y decidió estudiarlo en la prestigiosa Royal Academy of Dance, ubicada en Londres. Pero una lesión la alejó de este sueño… para llevarla a otro: el Oscar a Mejor Actriz.
Con este premio, Yeoh, de 60 años, reafirmó algo que los gustosos del séptimo arte ya sabían: su gran calidad interpretativa, adaptable tanto a una comedia negra, como Todo en todas partes al mismo tiempo – por la que conquistó la estatuilla –, como a una película de artes marciales, Yes, Madam! (1985), o un drama, Memorias de una geisha (2005).
La carrera actoral de Michelle data de los años 80, cuando, tras un breve pero exitoso paso por el modelaje, que la llevó a representar a Malasia en el certamen Miss Mundo de 1983, logró una participación televisiva en un anuncio al lado de Jackie Chan.
Tras esto, se le abrieron las puertas de la industria cinematográfica de Hong Kong, específicamente para producciones de artes marciales, por ejemplo: The Owl and Dumbo (1984) y Magnificent Warriors (1987).
Su carrera se vio truncada temporalmente al contraer matrimonio con el productor Dickson Poon, pero tras su divorcio regresó a las pantallas en los 90 para consagrarse.
La cinta que la proyectó a nivel internacional fue El mañana nunca muere, parte de la saga 007 que se lanzó en 1997. A partir de esto, su impacto creció, teniendo como una cúspide El tigre y el dragón (2000), producción de Ang Lee.
Del 2000 a la fecha, Michelle formó parte de producciones muy diversas como el ‘blockbuster’ Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos, de Marvel, o el drama Crazy Rich Asians, donde compartió plato con Constance Wu.
Antes de ganar el premio más importante de la industria cinematográfica, la actriz se mantenía tranquila; en una entrevista telefónica para AP, dijo que nunca se imaginó, cuando comenzaron a filmar Todo en todas partes al mismo tiempo, que estaban destinados a los Premios de la Academia.
“Somos una pequeña película con un gran corazón que late, sin duda”, dijo Yeoh.
«Teníamos ambiciones porque sentíamos que nuestra historia necesitaba ser contada. En épocas de caos y turbulencia, esta es una película sobre sanación. Se trata de amor. Es sobre cualquier persona ordinaria, como lo somos todos, que tiene la oportunidad de ser un superhéroe con superpoderes que son amor y compasión”.